Mons. René Leigue pide no ser indiferentes ante los incendios: ¿Estamos esperando que se destruya todo?

El arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue expresó este domingo su preocupación por la situación de los incendios que se registran en el país y observó una ausencia de acciones de parte del Estado y algunas autoridades para proteger el medio ambiente y cuidarlo.

De acuerdo a datos oficiales, los incendios ya consumieron más de 3 millones de hectáreas y la tendencia es a crecer afectando sobre todo a los pueblos indígenas en los departamentos de Santa Cruz, Beni y La Paz.

“¿Estamos esperando que se destruya todo y seguir lamentándonos? No podemos seguir callados ni seguir indiferentes a tanto sufrimiento. Qué pena, se habla tanto de los pobres y de los indígenas ¿acaso no son ellos los que están sufriendo? o ¿es que se los quiere hacer desaparecer a los indígenas?” cuestionó.

En su homilía dominical, recordó que durante muchos años los políticos dijeron defender a los indígenas, pero en las actuales circunstancias, se permite que la casa grande de los indígenas se esté quemando.

¿Qué se está haciendo por ellos?, preguntó monseñor Leigue a tiempo de recordar que el Señor llama la atención a todos para hacer algo contra los incendios y que nadie se quede con los brazos cruzados.

Dijo que el Señor ha dado talento a todos y a algunos un poco más para que puedan hacer el bien a los demás, prioritariamente a los más pobres que en todo el mundo están sufriendo por los incendios, la guerra y los problemas de la familia de por medio.

A tiempo de recordar la séptima jornada por los pobres, recordó que el gobierno siempre habla que “estamos bien” económicamente, pero no lo prueban porque cada vez hay más pobres en el país.

Señaló que el papa invita a reflexionar y no apartar nuestro rostro del rostro de los pobres, tampoco ser un siervo inútil, flojo que no hizo nada por sus semejantes y más bien quiere un siervo que invierta su talento al servicio de los demás sin buscar beneficios personales.

Fuente: ERBOL

Homilía de Mons. René Leigue Cesari

Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra

Santa Cruz, 19 de noviembre 2023

Basílica Menor San Lorenzo-Catedral Metropolitana

Hoy, día del Señor, día domingo, penúltimo domingo del tiempo litúrgico, ya se ésta acabando el año litúrgico, hoy en este ambiente que estamos viviendo, tan complicado, tan difícil, pienso que nunca antes habíamos vivido, tan difícil momento, con el humo, con las quemazones, con el calor, con las enfermedades, para más de yapa los hospitales como vemos, están saturados no hay espacio, no hay atención, son momentos muy difícil, momento muy tensos, momento de incertidumbre, momentos de desesperación para algunos también, porque realmente no vemos una reacción frente a este problema, no se ve una reacción de las autoridades llamadas a buscar una solución, las quemazones, por estos lados del Beni, por aquí por Santa Cruz también, ahurita por la zona de Buenaventura, ya hace tiempo que los pobladores de este lugar están pidiendo auxilio, no se los atiende, se están quemando casas,  familias están quedando sin casas, no se los atiende como debe ser, ¿Por qué será?, la pregunta viene ahí, no por qué, si es una necesidad, lo vemos todos, lo sentimos, pero algo está pasando, que estamos sufriendo esta, ante la indiferencia de la autoridad, de frente a problemas que vivimos, en medio de todo este ambiente, el Señor no deja de llamarnos a la reflexión.

El Señor siempre está ahí, para invitarnos a seguir reflexionando, hoy, nos habla de los talentos. Los talentos que el Señor deja a su discípulo, deja a las personas que Él quiere, deja a las personas para que no queden así, sin hacer nada o mejor dicho, pensando de que, bueno, ya el Señor ya no está con nosotros, ¿y ahora qué hacemos? El Señor deja una tarea y lo manifiesta aquí.

Que el reino de Dios se parece a este Señor que sale y deja responsabilidades: Deja aquí a una persona cinco talentos. A otro le deja dos y a otro uno. La lectura dice, y le deja de acuerdo a sus posibilidades a cada uno, esos talentos, es el Señor que los da y esos talentos también los tenemos nosotros.

¿Cómo los estoy invirtiendo, esos talentos que el Señor me da?

La pregunta ¿cuántos talentos tenemos? ¿Cinco, dos o uno? Y ahora la pregunta también vendrá, ¿cómo los estoy invirtiendo, esos talentos que el Señor me da?, porque el Señor da de acuerdo a las posibilidades, de cada uno, no va a dar más responsabilidades a uno que ve que no puede hacer, pero aquel que ve que puede hacer, le da mucho más todavía y es así que se manifiesta, en el trabajo, en los talentos que han hecho estas personas. Al que le dio cinco, inmediatamente dice, se preocupó y esos cinco talentos hace rendir otros cinco. Al que le dio dos talentos también, se preocupa por esos dos talentos, a ver qué hago con ellos. Y gana otros dos talentos, pero al que le dio uno, ¿qué hace este Señor? Dice, tuve miedo, sé que eres exigente, por lo tanto, tuve miedo perder ese talento, y lo escondió.

Los talentos que el Señor nos da, es para poner al servicio de los demás, no es para sí mismo.

Nosotros ¿Cómo estamos en esto? Ahora en este tiempo donde realmente hay una exigencia para todos, cada uno tenemos esos talentos. ¿Cómo lo estamos invirtiendo? Porque el talento que el Señor nos da, no es para guardarlo, no es para decir, este es mi talento, por lo tanto, me lo guardo para mí, los talentos que el Señor nos da, es para poner al servicio de los demás, no es para sí mismo.

“Esa persona llena de talento, llena de hacer muchas cosas, no se arriesgan a hacer algo diferente”

Y hoy en día vemos tanto derroche de talento de algunos, pero solamente buscan beneficio personal, no buscan el bien de todos, el bien común. Hay personas que vemos que tienen un buen talento, y una vez se dice, esta persona se la ve que puede hacer mucho más. ¿Cuántas personas llenas de talento, llenas de ese deseo de hacer las cosas bien, han entrado a algunos grupos? Por ejemplo, en política. ¿A cuántas personas no escuchamos que quieren hacer el bien? Y vemos también a las personas que pueden hacer el bien, y se les confía, le dan su apoyo, pero una vez están metidos allá donde deberían empezar a hacer el bien, no lo hacen. Se dejan corromper, o la ambición, no sé, con tantas cosas que encuentran ahí, se olvidan de aquello que prometieron, o se olvidan de aquello que son capaces, porque son capaces, hay personas muy capaces, que están ahí, pero que no pueden hacer nada, o porque no le dejan, o porque se han dejado corromper con tantas cosas, que ya no les interesa el bien de los demás, ya no les interesa aquella persona que le apoyaron para llegar ahí, ya no les interesa buscar el bien de todos, sino verse a sí mismo, entonces esa persona llena de talento, llena de hacer muchas cosas, no se arriesgan a hacer algo diferente.

“El Señor, que nos invita es a arriesgarnos”

El Señor, que nos invita es a arriesgarnos, todo aquello que nosotros queremos hacer siempre es un riesgo, para empezar, no sabemos cómo nos va a salir, no sabemos qué resultado vamos a tener. pero sí, si no probamos, si no nos metemos, si no hacemos, si no hacemos las cosas como deben ser, ¿cómo vamos a saber si podemos hacer las cosas o no? Porque muchas veces también nos quedamos ahí, queremos hacer algo, o vemos alguna cosa que podemos hacer, pues es que no puedo, es que no sé si va a salir bien, es que no me animo a hacerlo.

Pero esto cuando dicen, no puedo, ¿será que ya alguna vez probó eso? ¿Intentó hacer algo y vio que no pudo? o solamente se imagina, porque a veces nos quedamos con la imaginación, no puedo, solamente de ver las cosas, no puedo. ¿Por qué no intentamos? ¿Por qué no nos arriesgamos? Esperamos a veces que otros lo hagan para ver cómo les sale, de ahí recién yo intento y si les sale mal, a ver, por eso yo no quería, por eso yo no me arriesgaba, pero no a todos les va a salir lo mismo.

“Ha hecho producir otros cinco más, si se le da uno más, tiene más posibilidades a seguir haciendo rendir esos talentos”

Entonces aquí el Señor nos pide más, nos pide más y más, por eso aquí el que tuvo cinco talentos hizo rendir esos cinco talentos, tuvo diez. Aquí el que tuvo dos hizo rendir esos talentos, tuvo otros dos. Y aquel que tenía un talento, ¿qué pasó con él? No pasó nada. No hizo nada. Entonces, ¿qué hace el Señor? Dice, quítenle ese talento que tiene y déselo al que tiene cinco, ante la lógica de nosotros, los humanos, podemos pensar, ¿por qué se le va a dar aquel que ya tiene? Si tiene diez, ¿ya para qué uno más? Pero el Señor, no está mirando si es que este que tiene diez, con uno más lo va a acumular. Él está pensando si él ha hecho producir otros cinco más, si se le da uno más, tiene más posibilidades a seguir haciendo rendir esos talentos y aquí viene esto de ponerlo al servicio de los demás, entonces no es que va a acumular. Nosotros podemos pensarlo así, ¿Por qué no le dan eso a aquel que no tiene? Pero si este ya tiene ¿para qué se le va a dar? Entonces aquí el Señor está pensando de que aquel que tiene posibilidad y tiene capacidad, se le da mucho más. Porque sabe el Señor de que va a seguir sirviendo a los demás. Diferente es solamente acumular para sí mismo. Eso es muy diferente. Y ahí sí que nadie está de acuerdo de que aquel que tiene se le dé más porque lo va a acumular para sí mismo. Creo que no es eso el caso. El Señor nos hace ver algo muy diferente, contrario a lo que nosotros como humanos, como personas podemos ver.

“¿Qué estamos haciendo frente a toda esta situación que vivimos?”

Entonces aquí está el Señor que nos invita hoy día a mirarnos cada uno. ¿Qué estamos haciendo frente a toda esta situación que vivimos? Nos lamentamos de todo y a veces hay alguno que dice yo no quiero mirar las noticias, porque hay tantas cosas negativas, yo no quiero ni enterarme de eso, es verdad que hay tantos problemas y a veces vemos todas las cosas negativas, cosas positivas muy raras y no es que no hayan cosas positivas. Hay muchas cosas positivas, pero a veces no siempre eso se comunica, se comunica más lo negativo.

“Estamos llamados, a hacer algo diferente, a hacer algo mejor para contrarrestar todo aquello que estamos viviendo”

Y entonces frente a estas cosas negativas es que nosotros también estamos llamados, a hacer algo diferente, a hacer algo mejor para contrarrestar todo aquello que estamos viviendo. Pero la pregunta está ¿Qué hacemos? ¿Estamos haciendo algo? El medio ambiente como está hoy en día. ¿Qué estamos haciendo para cuidarlo? ¿estamos esperando que se destruya todo? ¿Seguir lamentando? No podemos seguir callados, no podemos quedar indiferentes a tanto sufrimiento. Hemos visto a estas personas que están sufriendo, mucho más todavía por esa zona de Buenaventura. Y qué pena que se habla tanto de las personas pobres, se habla tanto de los indígenas. ¿Acaso no son ellos que están sufriendo ahí? ¿es que se los quiere desaparecer a los indígenas? ¿Son ellos los que están sufriendo? ¿A ellos se les está quemando la casa? ¿Qué se está haciendo por ellos? ¿Tanto sufrimiento de estos hermanos?

“Cada uno vea el talento que tiene, esa posibilidad que tiene, haga algo, arriesguese”

Entonces, creo que el Señor hoy nos llama la atención a nosotros. Todos, hagamos algo. ¿Qué hacer? No sé. ¿Qué hacer? No sé. Cada uno vea el talento que tiene, esa posibilidad que tiene, haga algo, Arriesguese. No se quede brazos cruzados. Mucho más si tiene posibilidad de hacer algo por los demás. El Señor le dará el doble de aquello que puede hacer por los otros. Como dice aquí el Evangelio: “Aquel que tiene se le dará mucho más todavía, porque el Señor sabe de aquel que hace el bien por los demás siempre tendrá algo para compartir con los otros, no para acumular”.

“Séptima jornada de los pobres, convocada por el Papa Francisco”

Hoy, celebramos y recordamos también esta jornada, séptima jornada de los pobres, hay tantos pobres en todo el mundo, tanto sufrimiento, especialmente vemos sufrimiento de los niños, de los inocentes, la guerra, las familias también, nuestro medio, hay tantos pobres que necesitan. ¿Qué hacemos por ellos? Se habla de que estamos bien en nuestro país, por ejemplo ¿Será que es así? Se habla de que hay menos pobres cada vez ¿Será que es eso? Entonces creo que hay muchas interrogantes que quedan ahí.

Nosotros que somos parte de este ambiente, parte de esta sociedad, parte de este país y parte de este mundo, analicemos si realmente es así como nos lo dicen. ¿O falta algo más? ¿O qué tenemos que hacer nosotros?

El Papa Francisco nos invita en este día a reflexionar sobre: “no podemos apartar nuestro rostro del rostro de los pobres”. No podemos apartar nuestra mirada de aquel rostro sufriente, hagamos algo por ellos.

“Que has puesto al servicio de los demás tu talento, venga a compartir con su Señor”

Que el Señor nos acompañe y nos dé esa fortaleza. Y que podamos también escuchar algún día aquello que el Señor dice: “siervo, justo, venga a compartir con su Señor”. Y no que escuchemos aquellas palabras últimas del Evangelio: “siervo inútil, flojo, no has hecho nada”, por lo tanto, vaya al lugar que le corresponde. Vaya ahí donde hay rechinar de diente. Creo que eso no esperamos nosotros como personas de fe, no queremos escuchar eso al final cuando tengamos ese encuentro con el Señor. Quisiéramos escuchar esas palabras: “siervo, que has hecho mucho, siervo, que te has preocupado por los demás, siervo, que has puesto al servicio de los demás tu talento, venga a compartir con su Señor”, qué lindo escuchar esas palabras, y no la otra palabra negativa: “Amárrenlo y bótenlo a las tinieblas donde habrá rechinar de dientes”.

Esto nos invita El Señor hoy día a reflexionar: ¿Cómo estamos nosotros? ¿Qué talento tengo? ¿Cómo lo estoy invirtiendo? ¿Qué estoy haciendo? Que el Señor nos dé esa fortaleza y esa sabiduría para poder reflexionar sobre nuestra vida, sobre nuestra sociedad, sobre aquello que nos corresponde hacer como discípulos del Señor. Que así sea.

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