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Sacramento de la Penitencia
Durante la historia cristiana el Sacramento de la Penitencia ha sido también llamado reconciliación o confesión, pero finalmente los tres sacramentos se refieren a lo mismo.
A diferencia de los juicios tradicionales, en los juicios divinos, el pecador no debe mostrarse asustado sino agradecido, porque el juez en el Sacramento de la Penitencia es Dios, y gracias a él, quien confiesa sus pecados no es condenado sino absuelto.
La confesión es fuente de gracia que nos ayuda a combatir nuestras flaquezas, nos da fuerzas para vencer el pecado y no volver a caer en él.
Qué es la penitencia. Es el sacramento por medio del cual se perdonan todos los pecados cometidos después del bautismo, son absueltos por Dios a través del sacerdote, brindando en el creyente una nueva oportunidad de reconversión, purificación y una vida llena de gracia.
Que nos dice el Catecismo
(1455) La confesión de los pecados (acusación), incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro.
(1458) Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia. En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu. Cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso.
(1491) El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia.
Además, el fundamento bíblico es claro. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Mateo 18,18. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Juan 1,8-9. Por eso, confiesense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. Santiago 5,16
El Sacramento de la Penitencia tiene varios pasos en su realización:
1.- La reconciliación es el examen de conciencia recordando los propios pecados.
2.- El arrepentimiento o también llamado acto de contrición es la acción de reconocer que se ha ofendido a Dios, existiendo el firme propósito de no volver a pecar.
3.- La confesión es la manifestación breve, sincera y completa de los pecados ante el sacerdote.
4.- La absolución es el perdón de los pecados por parte del sacerdote con la autorización de Jesucristo, fortaleciendo la confianza y esperanza en Dios.
5.- La satisfacción es el acto de penitencia impuesto por el sacerdote para reparar el daño ocasionado por el pecado.
6.- El Sacramento de la Penitencia debe ser auricular, individual y secreto, ya que el sigilo sacramental impide al sacerdote develar cualquier confesión.
7.- Este sacramento representa la mejor manera de recibir la misericordia, los dones del cielo y el perdón de Dios.