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Sacramento de La Primera Comunión

Para muchos el recibir la primera comunión siempre ha sido un acontecimiento importante, porque nos acerca a Jesus como alimento. Ademas por la formación catequética nos introduce a ser participes de la eucaristía, plenamente.

La Primera Comunión, para un niño, es uno de los momentos más importantes en el período de su infancia, ya que espiritualmente está preparado para recibir el sacramento de la Eucaristía, ese pan y vino que anhela probar para sentirse envuelto por la gracia divina de Dios, luego de atravesar un período de preparación de por los menos dos años.

Con ello, la familia, principalmente padres y madres, deberán asumir el compromiso de acompañar a sus hijos en la fe, y no convertir el momento en tan sólo un acto social, que en muchos de los casos culminaría con una celebración en la que se incurren en gastos exagerados.

Para la comunidad católica, ese acontecimiento es una bendición que recibe la familia y que debe ser vista como la gran fiesta de la fe, pero a la vez, se debe trabajar para que los niños refuercen ese compromiso.

Compromiso de familia

Si bien es cierto hay una gran emoción en todo lo que vive en el sacramento no deja de ser algo valioso para la familia y para la misma persona. La Primera Comunión se constituye en el día de más ilusión para los niños y niñas, y esa ilusión, ciertamente se concretiza en recibir el sacramento.

Para los niños, que también nosotros vivimos esa experiencia, el día de la Primera Comunión es como el gran día de su período de infancia, posiblemente es el día de más ilusión para ellos, y esa ilusión, ciertamente se concretiza en recibir el sacramento.

Por lo que es necesario invitar a todos los padres para que se trabaje como familia, para que sus hijos conserven esa ilusión de poder siempre recibir a Jesús en la Eucaristía. Eso conlleva a que todos los padres deben comprometerse a llevarles a los niños a la misa, asiduamente.

Los padres, como cabeza de familia, tienen una gran tarea, es el no descuidar de llevarles, de encaminarles por el camino de la fe, porque ellos no irían por si mismos, hay que llevarlos a la iglesia.

La Primera Comunión hay que vivirla en la más íntima espiritualidad familiar. Se pretende en este tiempo también de ir buscando integrar a los padres en el camino de la espiritualidad, a través de retiros y encuentros cristianos junto con los niños, buscamos llevar la verdadera espiritualidad a los padres, para que éstos se lo transmitan a sus hijos y así se de esa parte de la formación integral que buscamos en nuestro centro educativo”, explica.

Esta mas que claro que la enseñanza y vivencia de la Eucaristía es la fiesta del amor, de ese amor que Jesús nos profesó al entregar su vida por salvar a la humanidad, y dejar como legado el pan y el vino. que la comunidad católica lo recibe consagrado.

La eucaristía.

A través de la primera comunión, es posible tomar por primera vez la hostia y el vino, que para los católicos, no es símbolo, sino que es el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en el pan y el vino es lo que se denomina Transubstanciación.
Este sacramento fue instituido por Jesús durante la última cena, quien en compañía de sus doce discípulos tomó el pan y dijo:

«Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros»

después tomo el vino y dijo:

«Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía».

Esto nos manda a celebrar en memoria suya hasta que vuelva, en otras palabras, es la vida de la iglesia hasta su segunda venida. Por eso el mismo nos ratifica hasta cuando nos dice: “Yo soy ese pan vivo bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que to daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo». (Jn.6, 51).

Por lo general, este sacramento se realiza cuando aún se es niño, alrededor de los 8 u 11 años de edad, siendo necesario haber realizado dos sacramentos previos, el bautismo y la confesión. Esta última también se realiza por primera vez poco tiempo antes de recibir la primera comunión.

En la Eucaristía de la primera comunión se hace por lo general la renovación de las promesas del Bautismo para que los niños vayan temando conciencia de la grandeza, y la gracia recibida.

Antes de este sacramento hay una preparación previa necesaria para que los niños cuenten con los elementos fundamentales para comprender la magnitud del sacramento que van a recibir. Ésta preparación es otorgada a los niños por personas preparadas que no son sacerdotes ni religiosas, sino que son fieles de la propia comunidad que entran en contacto con los niños de una forma más cercana, incluyéndolos también en la vida cotidiana de su comunidad.