El 20 de mayo de 1839 moría en Vico (isla de Córcega, Francia) uno de nuestros primeros Oblatos: el Padre Domingo Albini OMI.
La gente de Vico comenzó a decir por las calles: «¡El Santo ha muerto, el santo ha muerto!». En pocas horas todo el mundo en Córcega supo la noticia, aún en la época en que no había Internet ni televisión. Aún más, la noticia llegó enseguida a Mentón y Niza, las ciudades de la Costa Azul situadas al otro lado de la lengua de mar que separa Córcega del sur de Francia, en las que el oblato había nacido y vivido respectivamente. Tan pronto se supo la noticia en esta parte del continente que enseguida el clero local encargó a artistas locales las 2 primeras imágenes del P. Albini que se han conservado. ¡Se adelantaron incluso a Eugenio de Mazenod y a los Oblatos, que sólo poco después encargaron el tercer retrato original del que disponemos hoy! Tanta era la fama de santidad que tenía.
Aún hoy en la isla de Córcega siguen llamando al P. Albini «El Santo». Y fue el mismo san Eugenio de Mazenod quien mandó a dos oblatos ilustres, el P. Joseph-Hippolyte Guibert OMI (que luego sería Cardenal-Arzobispo de París) y el P. Stephen Semeria OMI (que luego sería obispo en Sri Lanka) que recogieran toda la información posible y todos los documentos del P. Albini, pues estaba convencido de que, un día, la Congregación podría abrir el proceso de beatificación y canonización. De hecho, ésta fue la primera Causa que abrieron los Oblatos.
Del 15 al 20 de julio de 2020, los PP. Diego Sáez Martín OMI, Postulador General, y Dino Tessari OMI, miembro del Comité de la Postulación, pudimos constatar «in situ» que el Santo sigue muy vivo en los corazones de la gente y en nuestro patrimonio espiritual oblato. Fuimos a visitar los lugares relacionados con el P. Albini en el sur de Francia, para comprobar el estado de las cosas, hacer investigaciones y tomar fotografías para un próximo libro y álbum de fotos que el P. Dino Tessari está preparando y que verá la luz muy pronto.
En Menton vimos la casa donde, en 1790, nació el P. Albini, cuya fachada y entorno ha sido bien arreglado en años recientes. Con gran alegría vimos que, en la Basílica menor de San Miguel, han colocado una copia de un retrato del P. Albini en un lugar destacado y hay una oración al Venerable Albini junto al cuadro.
Lo más positivo de nuestra visita a Menton fue haber podido comprobar que aún hoy, tras muchos años de olvido, sigue encontrándose en la sacristía de la Capilla de la Inmaculada, situada en la misma plaza de la basílica, uno de los tres primeros retratos del P. Albini de los cuales ya hemos hablado antes. Se sabía que hacía algunas décadas aún seguía allí, pero no teníamos imágenes de él, y tampoco estábamos seguros de que aún siguiera allí. Afortunadamente hemos podido fotografiarlo.
En Niza pudimos seguir sus huellas por el seminario mayor en que estudió, que no era otra cosa sino el estudiantado de los franciscanos a las afueras de la ciudad, en Cimiez, situado en el Monasterio de Nuestra Señora de Cimiez. Ya a las afueras de Menton, desde el Santuario de la Anunciación, al que solía acudir con su padre cuando era niño y desde el que ya entonces podía ver la Isla de Córcega (el santuario se encuentra en las montañas), tuvimos la ocasión de ver algunos de los pueblos de las montañas en los que sirvió como sacerdote durante sus primeros años de ministerio.
Pudimos visitar la catedral de Niza, la Catedral de Santa Reparata, donde en la que, en 1814, fue ordenado sacerdote y en la que ejerció el ministerio durante cierto tiempo, siendo, además, profesor en el nuevo seminario de la diócesis. Por cierto, que tampoco había fotografías del seminario, ya que no es un lugar conocido de Niza, puesto que ese edificio funcionó muy poco tiempo como seminario, antes de ser trasladado a otro lugar. Tras muchas pesquisas pudimos encontrar el edificio y conseguimos fotografiarlo, mejorando así el archivo fotográfico oblato.
Un momento del todo emocionante fue nuestra visita a la iglesia santuario de San Poncio (Saint-Pons). Aquí fue donde, en 1824, Don Domingo Albini, sacerdote diocesano, encontró a dos misioneros que habían venido en ayuda al párroco de la catedral de Niza. El párroco atendía un grupo de 150 jóvenes conflictivos y de dudosa vida moral. Para ayudarlos a encontrar a Cristo en sus vidas había solicitado ayuda a un grupo de misioneros recién fundados: los Misioneros de Provenza, que luego serían conocidos con nuestro nombre actual: Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Don Domingo debía ayudar al párroco y a los dos misioneros en la predicación a los jóvenes, durante toda una semana. Así que Don Domingo convivió con esos dos misioneros durante esos días y le gustaba todo lo que veía en ellos: su celo misionero, su predicación ardiente en lenguaje sencillo para los jóvenes, y, sobre todo, el tiempo de oración en común, la caridad fraterna, el buen espíritu en las comidas y los momentos de recreo… ¿Quiénes eran esos dos oblatos? Ni más ni menos que san Eugenio de Mazenod y el P. Suzanne. Y Don Domingo solicitó entrar en esa nueva congregación, convirtiéndose en el Padre Domingo, Misionero de Provenza y luego Oblato de María Inmaculada.
Más tarde, en 1834, sería enviado a la isla de Córcega (Francia), donde sería por todos conocido, hasta hoy, como un hombre de Dios, como el Santo… Pero, ésta será otra historia que podremos contar, Dios mediante, tras un nuevo viaje de la Postulación tras los pasos del Venerable Domingo Albini OMI en esa hermosa isla.
Damos las gracias a la comunidad oblata de Niza, especialmente al P. Alfonso Bartolotta y al Hno. Mariusz Lorenc, que nos acogieron con una hospitalidad fraterna remarcable y que en todo momento nos acompañaron a los lugares, haciendo más fácil y agradable la visita. Por cierto, el santuario del Sagrado Corazón que atienden es un jardín de paz en medio del centro turístico de la ciudad y en él también están haciendo el esfuerzo de dar a conocer más la figura del P. Albini, del cual han puesto su imagen en una de las capillas laterales.
El P. Albini hoy es Venerable, es decir, la Iglesia ya ha dicho que verdaderamente vivió heroicamente como cristiano, religioso y sacerdote. Lo único que nos separa de la beatificación y luego de la canonización es poder presentar a la Santa Sede un milagro bien documentado. Rogamos que pidan gracias por intercesión del P. Albini y nos comuniquen los favores recibidos a la Postulación.
La Postulación general tiene una página de Facebook donde se pueden encontrar estos y muchos más materiales sobre el P. Albini y sobre otros oblatos importantes: https://www.facebook.com/PostulatioOMI/
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