La mañana de este sábado, 19 de noviembre, el Santo Padre recibió en audiencia a los miembros de la comunidad misionera, Médicos con África – CUAMM. A ellos, el Pontífice los alentó a seguir construyendo “líderes capaces de guiar procesos de desarrollo humano integral”.
“Sigan dando voz a África, a lo que no se ve, a sus luchas y esperanzas, para remover la conciencia de un mundo a veces demasiado centrado en sí mismo y poco en el otro. El Señor escucha el clamor de su pueblo oprimido y nos pide que seamos artesanos de un futuro nuevo, humilde y tenaz, con los más pobres”, este fue el aliento del Papa Francisco a los miembros de la comunidad misionera, Médicos con África – CUAMM (Colegio universitario de aspirantes médicos misioneros), a quienes recibió en audiencia la mañana de este sábado 19 de noviembre, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Ser con y para África
En su discurso, el Santo Padre subrayó el origen de esta comunidad, cuando hace 70 años atrás, se fundó en Padua un colegio para acoger a jóvenes estudiantes de medicina africanos. “Desde aquí ya podemos ver su estilo: ser con África, antes de ser para África. O más bien juntos: con y para. A partir de esa experiencia se inició un camino de intercambio y servicio que en estos 70 años ha recorrido casi todo el continente africano para llevar asistencia médica, siempre con una visión de desarrollo y con preferencia por la formación de personal local”.
La salud también es el “pan de cada día”
Asimismo, el Papa Francisco destacó que, el trabajo de esta comunidad es una forma concreta de poner en práctica algo que pedimos cada día en el ‘Padre Nuestro’. Le pedimos a nuestro Padre celestial: «Danos hoy nuestro pan de cada día». Y este «pan», dijo el Papa, también es la salud. “La salud es un bien primario, como el pan, como el agua, como el hogar, como el trabajo. Te comprometes a que no falte el pan de cada día para tantos hermanos y hermanas que hoy, en el siglo XXI, no tienen acceso a una atención sanitaria normal y básica. Hoy en día, se gastan miles de millones en armas, o se queman otros enormes recursos en la industria de lo efímero y de la evasión”.
“Muchos hombres y mujeres, de este pan, reciben sólo las migajas, o ni siquiera eso, simplemente porque han nacido en determinados lugares del mundo. Pienso en tantas madres, que no pueden tener un parto seguro y a veces pierden la vida; o en tantos niños, que mueren en la primera infancia”
Cercanía con los países pobres y frágiles
El Santo Padre también dijo que su presencia acerca a su corazón a países que me son particularmente queridos, como la República Centroafricana, donde fue en 2015 a abrir la Puerta Santa, en Bangui; y Sudán del Sur, donde, si Dios quiere, espera ir a principios del próximo año. “Son países muy pobres y frágiles, que el mundo considera importantes sólo por los recursos a explotar, y que en cambio el Señor considera sus favoritos, a los que los envía para ser buenos samaritanos, testigos de su Evangelio. No tenga miedo de asumir retos difíciles, de intervenir en lugares remotos marcados por la violencia, donde las poblaciones no tienen la posibilidad de recibir atención”.
“Si se necesitan años de trabajo, si hay decepciones y fracasos para lograr resultados, no se desanimen. Perseverar con un servicio persistente y un diálogo abierto a todos como herramientas para la paz y la resolución de conflictos”
La colaboración con las Iglesias locales
Otro aspecto importante que destacó el Papa Francisco de la relación con África es la colaboración con las Iglesias locales y con las instituciones de los países en los que trabajan, siempre con el objetivo de compartir y promover a los pueblos de África. “También los animo a seguir colaborando con las congregaciones religiosas misioneras, generosamente comprometidas con el sector sanitario en África. Trabajen juntos uniendo fuerzas, compartiendo su experiencia y conocimientos, apoyando la innovación social inspirada en el Evangelio, y también explorando nuevas formas de financiar los servicios sanitarios para los más pobres”.
Pandemia y guerras agravan la situación
En este sentido, el Pontífice dijo que, la pandemia del Covid-19, la guerra y la grave crisis internacional ponen a todos a prueba. Y si es difícil para el mundo desarrollado, lo es aún más para África, donde las consecuencias son dramáticas, porque las poblaciones son ya muy pobres y no hay sistemas de protección social. “África – indico el Papa – retrocede y la pobreza se agrava. Los precios de los alimentos suben en todas partes, lo que provoca hambre y desnutrición; el transporte médico está bloqueado debido al excesivo coste del combustible; las medicinas y los suministros médicos escasean en todas partes. Es una guerra oculta, que nadie cuenta y que parece no existir, y que en cambio está teniendo un impacto muy duro, sobre todo en los más pobres”.
“Que el Señor los ayude a cruzar esta «noche» con valentía, con el corazón vuelto hacia la aurora, que iluminará esos pequeños brotes de esperanza que ya vislumbramos y de los que ustedes mismos son testigos. Les doy las gracias por ser la voz de lo que vive África; por sacar a la superficie los sufrimientos ocultos y silenciosos de los pobres que encuentran en su compromiso diario”
Tener una especial atención a los jóvenes
Finalmente, el Papa Francisco los invitó a que presten especial atención a los jóvenes: a que favorezcan por todos los medios, en sus actividades, el empleo de los jóvenes locales, tan deseosos de vivir su futuro como protagonistas sobre todo en sus países de origen. “Las nuevas generaciones pueden crear nuevos puentes entre Italia y África. Y esto ocurre cuando los jóvenes se encuentran, se confrontan y se abren al mundo sin miedos y sin prejuicios. Se puede implicar a las universidades en esta aventura, para que los cursos de formación, investigación e innovación previstos para los jóvenes italianos se dirijan también a los jóvenes africanos. Es en este intercambio donde se construyen líderes capaces de guiar procesos de desarrollo humano integral”.
FUENTE: Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
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