El Papa Francisco ha encontrado este 5 de septiembre a las autoridades civiles y al Cuerpo Diplomático en Mozambique, en el primer día del viaje apostólico que lo lleva por tres países del continente africano.
Este día el Papa Francisco encontró a las autoridades civiles y al Cuerpo Diplomático. En su discurso subrayó su alegría por estar en el país, “tan bendecido por su belleza natural como por su gran riqueza cultural que le aporta, a la tan probada alegría de vivir de su pueblo, la esperanza en un mañana mejor”.
Sus primeras palabras fueron para las víctimas de los pasados ciclones Idai y Kenneth: “Quiero dirigir mis primeras palabras de cercanía y solidaridad a todos los que padecieron recientemente los ciclones Idai y Kenneth, cuyas devastadoras consecuencias siguen golpeando a tantas familias”.
También, el Papa lamenta no poder visitar más comunidades y animó a “todos los actores civiles y sociales que, poniendo la persona en el centro, sean capaces de promover la necesaria reconstrucción”. Asimismo, agradeció a la comunidad internacional “por el esfuerzo que desde hace décadas realizan para que la paz se vuelva la norma, y la reconciliación el mejor camino para enfrentar las dificultades y desafíos que tienen como nación”. El Papa recordó la firma del acuerdo para el cese definitivo de las hostilidades militares, firmado en Gorongosa el mes pasado y lo consideró un hito en el camino de construcción de la paz.
La paz se construye buscando el bien común
El Papa Francisco subrayó el camino recorrido en la búsqueda de la paz y llamó a “No dejar que la lucha fratricida sea la manera de escribir la historia, sino la capacidad de reconocerse como hermanos, hijos de una misma tierra, gestores de un destino común. ¡La valentía de la paz! Una valentía de gran altura, no la de la fuerza bruta y la violencia, sino la que se gesta en la incansable búsqueda del bien común”.
El Papa evidenció el hecho de no dejar que la violencia tenga la última palabra: “Conocen el sufrimiento, el luto y el desconsuelo, pero no han dejado que el criterio regulador de las relaciones humanas fuera la venganza o la represión, ni que el odio y la violencia tuvieran la última palabra”.
La Paz exige un trabajo arduo
Por eso, añadió el Papa: “La búsqueda de la paz duradera, una misión que compromete a todos, pide un trabajo arduo, constante y sin tregua, que, como una flor frágil, trata de florecer entre las piedras de la violencia”.
La Paz, afirma el Papa, es una responsabilidad de todos y en especial, de aquellos que ocupan un cargo. Este es el compromiso inherente al cargo: “Reconocer, garantizar y reconstruir concretamente la dignidad tantas veces olvidada o ignorada de hermanos nuestros, para que puedan sentirse los principales protagonistas del destino de su nación. No podemos perder de vista que, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Y añadió, citando la Evangelii gaudium: “Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad”.
Avances sociales en el contexto de paz
El Papa evidenció los progresos que la sociedad mozambicana va teniendo en la salud y educación, así que como subrayó la necesidad de que esto “posibilite que nadie se sienta rezagado”.
Los jóvenes
El Papa se refirió a la importancia de los jóvenes en la vida social del país: “Ellos no son solamente la esperanza de esta tierra, son el presente que interpela, busca y necesita encontrar canales dignos que les permitan desarrollar todos sus talentos; ellos son potencial para sembrar y desarrollar la tan deseada amistad social” y agregó: “Una cultura de paz requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada”.
El Papa consideró imprescindible “mantener viva la memoria como camino que abre futuro; como caminar que lleve a buscar metas comunes, valores compartidos, ideas que favorezcan levantar la mirada sobre intereses sectoriales, corporativos, o partidarios de manera tal que las riquezas de su nación sean puestas al servicio de todos, especialmente de los más pobres”.
Las armas de la paz
También animó a las autoridades a cumplir su misión: “¡Que no cesen los esfuerzos hasta que deje de haber niños y adolescentes sin educación, familias sin techo, operarios sin trabajo, campesinos sin tierra; bases de un futuro de esperanza porque es futuro de dignidad! Estas son las armas de la paz”.
La paz y la casa común
Francisco insistió en la necesidad de un modelo de desarrollo que concilie el cuidado de la tierra y el cuidado de toda vida que la habita: “Mozambique es una nación bendecida, que estáis invitados especialmente a cuidar. La defensa de la tierra, es también la defensa de la vida que reclama una especial atención cuando se constata una tendencia a la expoliación y al despojo guiados por un afán acumulativo que, en general, ni siquiera es de personas que habitan estas tierras, y no está motivado por el bien común de vuestro pueblo. Una cultura de paz implica un desarrollo productivo, sustentable e inclusivo”.
El Papa Francisco finalizó su discurso afirmando: “Todos ustedes son los constructores de la obra más bella a ser realizada: un futuro de paz y reconciliación como garantías del derecho al futuro de sus hijos. Pido a Dios para que este tiempo que estaré entre ustedes pueda, yo también, en comunión con mis hermanos obispos y la Iglesia católica que peregrina en esta tierra, aportar para que la paz, la reconciliación y la esperanza reinen definitivamente entre ustedes”. Manuel Cubías – Ciudad del Vatican
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