Padre Siles : Jesús nos pide que le sigamos, cambiando de mentalidad.

Hoy día, el Señor nos ha reunido para vivir nuestra fe, para entender los misterios que están detrás de la muerte y resurrección. Sin embargo, es necesario partir de la mirada de toda persona o de la misma realidad humana. Tal vez se asemeja a la de los mismos pueblos judíos.

Jesús en el domingo anterior había sido reconocido por Pedro como el mesías el señor, es decir, logró captar quien era y por esta afirmación Pedro fue reconocido y además le dijo que el seria la piedra sobra la que se edificaría la iglesia. Es decir, a Pedro lo exalto, porque reconocer al mesías y al Señor,

Pero hoy en el evangelio de San Mateo 16, 21, aparece Pedro como una piedra en el zapato, es decir, ahora hay como una contradicción, ayer le alabó y hoy le dice, “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”.

En sí que pasó, Simple. Jesús al ser reconocido como Mesías, tenía la autoridad, e hizo el anuncio. “Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”. Este anuncio es rechazado por Pedro. El secreto mesiano, ya no lo es, sino ya está revelado. Para Pedro, escuchar decir que el Mesías, va a morir, padecer, sufrir, no es lógico. Cómo puede ser eso. Por eso la lógica con la que se plantea Pedro es normal, Porque para toda la cultura judía, el ser ungido, era para guiar y ser elevado, Lo recibían todos los reyes y las autoridades religiosas. Por lo tanto, si Jesús era mesías, era lógico, que no debería de pasarle nada.

El Evangelio de San Mateo nos deja en la incertidumbre, como entender esta actitud. La actitud de Jesús es mostrar otro tipo de mesianismo, aquel que el mismo lo fue anunciando desde los primeros momentos. Una persona que se entrega a Dios y al pueblo y que, por su amor pleno, asume con amor la voluntad del Padre. En el Evangelio, dice: “debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho…”. Aquí surge algo muy particular, exclusivo del evangelio parece que Jesús esta como obligado a ir. Que la muerte o dolor está siendo parte de la vida de Jesús. Que es la condición de la salvación.

Pero Jesús le da la connotación al ser mesías, define cómo es un mesías, dice:  es una persona que se entrega plenamente a la voluntad del padre, que no hay vuelta que dar. Las tentaciones siempre están presentes. Pedro por eso eso como un tentador, el satanás, el que quiere impedir que la voluntad del padre se cumpla, Por eso es que la mentalidad de Pedro no es la de Jesús, Jesús quiere mostrar al Mesías consagrado al servicio y entrega a Dios.

De ahí que viene la vocación de un seguidor de Jesús, de aquel que quiere llegar a gozar de las bondades divinas. El seguimiento a Cristo es exigente, necesita la negación, la entrega y el sacrificio. Es que las cosas grandes y bellas, vienen con la entrega, fidelidad, renuncias y perseverancia. “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.

Mucho, aunque se profesan ser cristianos, no han decidido seguir a Cristo con las exigencias, sino que son una especie de tibios, mediocres, o como dirijamos, no somos ni chicha ni limonada, son una mezcla de muchas cosas.

Seguir a Jesús significa comprender el misterio de la cruz, de la entrega y negación de sacrificarse para lograr algo en beneficio de los que necesitan. Mucho lo tiene miedo a esta realidad, pero que queremos, queremos la salvación, queremos gozar de Dios, entonces, porque no cámbianos de visión y seguir a Jesús radicalmente. Jesús nos dice, con claridad. “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?”

Aquí nos cae de una forma más clara con Pablo a los romanos, les pide a los cristianos a ofrecerse a dios a entregarse al el como una ofrenda viva. Po ahí insiste “ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios”. Otra idea que nos lo pone claro es que seguir a Jesús no es seguir a los demás o los apetitos del mundo, o seguir la corriente, es prácticamente es ir contra corriente, es enfrentarse al mundo y sus apetencias, por ahí claramente lo dice: “No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto”. Por eso hoy podríamos decir que es urgente cambiar de mentalidad y dejarnos seducir por Dios para comprometernos en todo.

Pero no tengamos miedo, es que seguir a Dios es exigente, pero está lleno de gracia, está lleno de respuestas. El que opto por Jesús, no puede mirar atrás, no puede sentirse débil, es cierto, desde la experiencia de los profetas, munchas veces, están llenas de sufrimiento y frustración. Hablar de Dios, vivir como lo quiere Dios, a veces encuentra silencios y vacíos. Algunos inclusive están listos para tirar la toalla. Eso es lo que nos lo dice el profeta, su dolor su frustración, “¡Tú me has seducido, ¡Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí. Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: “¡Violencia, devastación!”. No tengamos miedo, es que Dios nos eligió, él vio en cada uno de nosotros la fuerza para caminar en su presencia y él se pone de garantía de acompañarnos.  Ahí está la fidelidad con nuestro Dios, ahí debemos de darnos cuenta de nuestra vocación. Es el Señor que nos llama permanentemente a quedar en su presencia, aun en la adversidad.

Muchos con las caídas hemos comprendido que Dios actúa, callamos, pero nuevo retomamos su amor. Jeremías por eso dice; “No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre”. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía”.

Que en este tiempo de pandemia debíamos de aprender algo nuevo que nos esta dejando, prácticamente nos ha quebrado nuestra rutina, nos ha puedo sin defensa y con muchos miedos. Nos hemos dado cuenta que nuestra propia fe estaba cuestionada porque a ratos las muertes y el dolor marcaban el ritmo de la vida.

Pero también todos los dimos cuenta que lo material y económico no limitaba mis sufrimientos. Todos propensos a vivir aun este coronavirus. Sin embargo, hoy escuchamos que debemos de seguir a Dios, aun en estas circunstancias, que nada no debe de turbar ni impedir mantenernos firmes en el Señor.

Hoy nos pide de cambiar de mentalidad, de mirar la vida desde otra óptica, esto si es difícil, porque todos queremos volver a las mismas rutinas, el mercado quiere retomar su ritmo y la sociedad gustaría sentirse comida par vivir sin dificultades. Pero si volvemos a tomar nuestro ritmo, sin haber aprendido algo de este tiempo de cuarentena, quiere decir, que al igual que Pedro no estamos entendiendo los mensajes que nos deja esta experiencia.

Necesitamos otros comportamientos, neceásemos que se valore la vida, que el otro es importante, que la sociedad, no puede centrarse solo en se consumidora, sino que debe ver a los seres humanos como importantes, y que la economía no puede ser más inhumana, antiética. Cristo nos pide de cargar las cruces, de sentir el dolor, pero no para estancarnos ahí, sino para levantarnos y resucitar, mirando con dignidad, y humildad o como san pablo lo repitió. A entregarnos como ofrenda, como una víctima viva, santa y agradable a Dios. Amen.

Guillermo Siles Paz,

Párroco de San Martin de Porres,

Santa Cruz, 30 de agosto de 2020.

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