Por. P. Guillermo Siles Paz, OMI
Después de realizar sus estudios sus estudios filosóficos le enviaron a Chile, para estudiar la teología en la Universidad Católica de Santiago. Una vez que terminó la teología hizo sus votos perpetuos en sus votos el año 1966 y se ordenó como sacerdote en su Quebec-Canadá el 28 de diciembre de 1968.
Inmediatamente se hizo misionero para vivir y trabajar en Bolivia. Sus primeras experiencia misioneras fueron muy difíciles, porque justamente en Bolivia se vivían momentos de la dictadura.
El padre Jame Gagnon era un extraordinario escritor, poeta, y lirico. Muchos le definían como un gran artista lleno de creatividad, que cuando hablaba o tal vez predicaba era un espectáculo. Muy motivador de jóvenes y de la comunidad.
Aun como estudiante de teología en Santiago de Chile recibieron a un teólogo francés que participó del Concilio Vaticano II y era el P. Ives Congar, OP que fue invitado para dar varias conferencias. Ahí el padre Gagnon que ocasionalmente le sirvió de interprete y este quedo muy admirado por la persona y le pregunto dónde iba a trabajar después de ser ordenado sacerdote. El joven oblato le contestó, en Bolivia. Como tantos europeos, el P. Congar no sabía nada de Bolivia, y con la sencillez y humildad de los sabios, pidió a su interlocutor que le contara algo sobre Bolivia. El joven oblato, en vez de lanzarse a complicadas explicaciones sobre Bolivia, prefirió darle el libro del P, Santiago Monast, sin darse cuenta estaba entregando el libro, que luego le llevaría al padre Monast, a la fama. Porque ese libro, el P. Congar, lo hizo traducir y lo publicó en francés en varias imprentas de Europa. El libro hablaba de los aimaras de Bolivia, lo tituló: “Se les creía cristianos”.
Sus primeros años de misionero los vivió en los centros mineros de Catavi, Siglo XX en la formación de laicos, de líderes religiosos y sobre todo los jóvenes tenía un espíritu muy Dinámico abierto. Pero muy cerca de la realidad.
Estando en medio de los mineros y campesinos, vio la realidad de los centros mineros y le marcó mucho, que escribió un texto muy fuerte y comprometedor. En 1970 se publicó en la imprenta Quellco, de los oblatos un folleto titulado “Una Abominable Vergüenza Nacional”, que era la descripción de la vida de las mujeres palliris en los centros mineros. Este folleto impacto mucho porque estaban ahí descritas unas 200 mujeres bolivianas, “inhumanamente Explotadas en el trabajo, en una empresa sin entrañas”. La obra está escrita en primera persona del plural femenino. Se supone, que son las mismas palliris, las que exponen sus situaciones. Este texto se imprimió anónimamente, pero por el relato de los oblatos de su tiempo, se sabe que el autor era el padre Jaime Gagnon.
Jaime trabajó en los Centros Mineros de Catavi Siglo XX, y justamente en tiempo de las dictaduras y trabajaba con P. Roberto Durette, que junto a él fueron testigos de la atroz represión que hicieron los militares
En esos días reprimieron a los padres que estaban en la Radio Pio XII, fue un 26 de febrero de 1969, fueron residenciados los PP. Roberto Primeau e Ivo Lescouzeres, en las primeras horas de la madrugada, a las 11:00 los padres Roberto Durette y Jaime Gagnon se entrevistaron en Catavi con el Coronel Ramón Azero, comandante de la zona militar, para pedirle explicaciones sobre lo que estaba sucediendo. El coronel respondió, que la radio incitaba a la subversión y a la lucha armada, que los padres habían encabezado manifestaciones, y que estaban involucrados en trajines políticos contra el poder y el orden. Muy pronto la radio la silenciaron.
De hecho, padre Jaime era un gran misionero, le gustaba la alegría y el compartir, tenía un espíritu carismático y de pronto se dedicó a la renovación carismática y como era dinámico, alegre, tocaba la guitarra y cantaba. Así arrastró a muchos jóvenes, para que puedan participar en todo lo que significa la iglesia.
En 1974 llegando a Santa Cruz se presentó de forma muy original. Porque era muy joven y para algunas personas era un “jipi” A su llegada arrastró a los jóvenes y con ellos dinamizaban la iglesia. Él se declaraba sacerdote carismático y creó el movimiento en la misma parroquia. Tan fuerte era su motivación que contagió a otros misioneros.
De hecho, era otra forma de evangelizar, trajo la renovación carismática, a la que se adhirió el P. Lucas Casaert, que estaba haciendo su vida misionera en las fabrica de clavos. Ambos jóvenes sacerdotes animaron la parroquia, pero P. Jaime abandonó el movimiento carismático y se dedicó especialmente a la pastoral juvenil. En 1978 abrió la casa de acogida, o Casa de la Fraternidad, más conocida como la “frater”. Los jóvenes que vivieron con el Casa de la Fraternidad, decían que P. Jaime Gagnon era un hombre fraternalmente ubicado en tiempo y materia y quería convocar a jóvenes que puedan salir del mundanal ruido y vivir una experiencia en una comunidad, donde todos puedan ser uno en la misma fraternidad.
En sí, a P. Jaime Gagnon los jóvenes le recuerdan con un sacerdote jovial, fraterno, jipi, muy entregado a la misión sacerdotal y carismático, ante todo. El Padre Jaime era hiperactivo y no le gustaba las incoherencias y era muy celoso de la casa de Dios y también le gustaba las cosas correctas.
El año 1980 motivado en la necesidad de la formación de los niños y niñas del barrio se comprometió a la construcción de aulas para una escuela, a favor de la juventud y de la niñez, y dio buen resultado. Posteriormente invitó a las Hermanas Franciscanas Angelinas para que empujen este proyecto. Por ese entonces, había una hermana muy dinámica que asumiría luego la responsabilidad, era la hna. Ancilla Beretta. Al momento de su muerte dejaba su herencia a favor de la escuela que llevaba su nombre, Unidad Educativa Jaime Gagnon. Desde ese momento la hna. Ancilla hizo florecer esta unidad educativa.
El año 1982 los misioneros Oblatos de María Inmaculada habían decidido darle un fuerte énfasis a la misión latinoamericana. Crearon una oficina en Brasil para que toda la Confederación Interprovincial de América Laricina (CIAL) tenga un secretariado permanente y así los oblatos puedan trabajar dinámicamente toda la región, creado cursos de formación y animando la misión en todas las provincias, y fue por eso que eligieron al P. Jaime Gagnon para asumir esta responsabilidad. La oficina estaba en Sao Paolo y en la zona de Santa Amaru. Estando trabajando en la misión contrajo una enfermedad que le llevó, unos años después, a la muerte.
Antes de su partida definitiva a Canadá el P. Jaime Gagnon, aunque estaba motivado en seguir en la misión, su salud no le permitía, retorno a su país y allá falleció el 16 de diciembre de 1988, él tenía 50 años cumplidos///.
Deja un Comentario