P. Fuentes: «somos invitados a una transformación muy grande, tener el pensamiento de Dios».

Homilia de Padre José Fuentes.

XXII DOMINGO ORDINARIO (A) 2020

1.-Hoy comenzamos el día de la Biblia en Bolivia. En los textos de la Palabra de Dios vemos como Jesús anuncia, por primera vez, su destino: “Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.

Su destino no va a ser una vida fácil, de éxito, poder, fama y brillo, como se esperaría de un, recién proclamado Mesías. Su vida tendrá un fin trágico: el sufrimiento, el rechazo, la muerte, aunque vendrá después la resurrección. Pero los discípulos se quedan en la primera parte, la de la muerte y todavía no ven el destino de triunfo y de gloria que se anuncia en la victoria sobre la muerte.

2.-La reacción de Pedro es muy humana: “comenzó a reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”.

Pedro, que todavía no ha entendido la misión del Mesías, que todavía tiene en su cabeza el Mesías que ha interiorizado desde niño, no puede aceptar un Mesías que fracasa, que es juzgado injustamente, que es víctima de la injusticia, que sufre y muere.

3.- Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro:¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo”. Hay un camino que Jesús ve como voluntad de Dios, aunque sea difícil y Pedro se está oponiendo a esa voluntad de Dios. 

“Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres” Hay un pensamiento de Dios y un pensamiento de los hombres. Hay un pensamiento que se va imponiendo, incluso en las decisiones políticas que consiste en olvidarse de pueblo para buscar los intereses partidistas, el poder por el poder, el fomento de la violencia incluso para lograr los propios objetivos. Olvidarse del pueblo. Pensamientos de hombres, sin nada de Dios.

Tenemos que abrirnos a un pensamiento que no es el que impera en nuestro mundo cultural, sino que es el que nos transmite la Palabra de Dios. Tendemos a pensar de acuerdo a lo que nos enseñan nuestros padres, el colegio, el aire cultural en el que vivimos, la moda.  Pero somos invitados a una transformación muy grande: tener el pensamiento de Dios. Abrirnos a algo muy diferente. Buscar el bien común, como decían nuestros obispos en su mensaje al final de la asamblea extraordinaria virtual celebrada hace poco.

4.-Hoy vivimos en el ambiente cultural del “aprovecha la vida”, aprovecha el instante porque la vida es breve se acaba y lo importante es que hayas vivido muchas experiencias, que hayas acumulado vivencias. Que hayas vivido todo. Los adolescentes se ponen nerviosos cuando a sus 15 años todavía no han vivido todo: sexo, todo tipo de placeres y aventuras, alcohol, droga. Eso es aprovechar la vida hoy. Explotar el cuerpo. Tener profesión, dinero, coche, apartamento y placer, es el modelo de una vida feliz. Se invierte tiempo y esfuerzo en lograr todo eso porque es el modelo de felicidad.

Sn embargo, la experiencia dice que teniendo todo eso, no por eso se es feliz. Hoy se suele lograr eso en muchos casos, aunque en muchos otros no. Pero los que lo logran, no por ello encuentran la felicidad. ¿Qué falla? ¿Qué nos falta?

5.-Escuchar a Jesús que nos propone otro camino totalmente diferente. El pensamiento de Dios, no el de los hombres.

“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”. Jesús propone otro estilo de vida que fue el que él eligió. Pensar como Dios, priorizar el pensamiento de Dios, abrirse a su voluntad. ¿Qué le dijo la voluntad de Dios a Jesús? Le dijo: se fiel a mi hasta el final de tu vida, di la verdad hasta el final, que yo sea el primero hasta el final. Ama y entrégate hasta el final de tu vida. Busca el bien de la gente todos los días de tu vida. No te pliegues a intereses particulares, que no te manipulen. Opta por la verdad, aunque tengas problemas. Te irá mal, te quitarán de en medio, te matarán, te juzgarán con toda clase de trampas. Pero salvarás tu vida, porque serás feliz y resucitarás, vencerás la muerte.

Jesús eligió el camino de la obediencia y la fidelidad a Dios.

Jesús nos propone a nosotros, si queremos seguirle, elegir el mismo camino.

6.-Y da las razones de su propuesta de ese estilo de vida: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá”.

Salvar nuestra vida en este mundo es pensar en nosotros solamente. Es olvidarnos de si hay otra vida tras esta. Se trata de tener lo que el mundo anuncia como sentido de la vida: tener dinero, poder, profesión, coche, casa, relaciones, relevancia y placer. Una vida centrada en nuestras necesidades. Vivir montando la propia vida, pensando en nosotros, olvidándonos del resto, máximo hacer alguna obra buena, alguna obra solidaria, pero que no toca nuestro estilo de vida centrado en nosotros. El yo personal es el dueño. Vivir bien el objetivo. Quedamos tranquilos, hemos salvado la vida. Pero es una necedad porque algún día descubriremos que hemos perdido lo más importante de la vida: la oportunidad de amar, de entregarnos.

7.-Sin embargo, Jesús propone otro camino: “el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará”. Otra forma de vivir. Perder la vida, dar la vida, por causa mía. O sea, por seguir el camino que propone Jesús, por haber sido seducidos por Jesús. Porque Él y su palabra se convierten en el camino a seguir, lo más importante. Jeremías es un seducido por Dios: “¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has prevalecido!” Aunque su vida no fue nada fácil y tuvo serias tentaciones de dejar el camino, de abandonar, de optar por una vida más fácil, de olvidarse de la Palabra de Dios, de salir huyendo, pero Jeremías se reconoce un seducido, que no podía elegir otra vida porque la que vivió, con tantos problemas, era el camino de ganar la vida.

8.-Muchos, porque son seducidos por Dios y se dejan seducir, eligen el camino de dar la vida, perder la vida, hacen lo que, a los ojos de todos, de su tiempo, de su época, de su cultura, parece locura. Dejan una profesión, una vida de placer, de búsqueda de títulos, dejan el dinero, la casa, la relación afectiva que tanto se endiosa hoy, incluso país, tierra, posesiones por Cristo. Pierden la vida. Pero Jesús dice: “la encontrarán”.

¿Qué se encuentra? Se encuentra una vida más plena, más llena, más feliz, ya aquí en esta vida y después, una que no acaba. “Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”.  El hará que los que aquí amaron, dieron su vida, dejaron muchas cosas que a los ojos del mundo valen mucho, tengan lo que vale de veras. Claro el asunto es que para dar la vida hace falta tener fe en que la vida verdadera y más plena comienza tras la muerte. Cuando se pierde la fe en esto, que es el problema de esta generación, no se es capaz de dejar nada y la vida se empobrece, se vuelve egoísta, se centra solo en esta vida y se pierde lo fundamental.

9.-Siguiendo con las razones que da Jesús: “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?” Estas palabras tienen enorme actualidad. Porque puedo tener de todo lo que propone este mundo como modelo de felicidad y perder la vida, porque no he encontrado lo que vale de verdad.

¿Nos atreveremos a vivir bien la vida, buscando lo que vale? Hace falta creer. Solo los que creen encuentran.

  1. José Fuentes Cano

Párroco de Jesús Obrero,

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