Mons. Sergio Gualberti: Acatar el fallo de La Haya y preservar la paz por encima de todo.

En vísperas de la lectura del Fallo del Tribunal Internacional de Justicia en La Haya sobre el diferendo planteado por Bolivia a Chile,  el Arzobispo de Santa Cruz exhortó al pueblo boliviano a mostrar su disponibilidad de acatar el fallo y preservar la paz por encima de todo. Por otro lado recomendó  a los fieles a conocer la palabra de Dios y las enseñanzas de Jesús para anunciar el Reino de dios.

Mons.Gualberti al cerrar el mes de la biblia, hizo referencia al pasaje bíblico en el que discípulo Juan avisó a Jesús que algunos expulsaban demonios en su nombre. Destacó que expulsar demonios libera al hombre de lo que merma su dignidad de hijo de Dios pero por otro lado, el sentido de pertenencia a una comunidad, genera una sensación de grupo sectario, cerrado y exclusivo. En ese contexto Mons. Gualberti enfatizó en la respuesta de Jesús que indicó que no había que oponerse pues nadie puede hacer un milagro en nombre de Jesús y luego hablar mal de Él ya que el Espíritu está presente promoviendo la vida humana.

Por otro lado Mons. Gualberti indicó que todos pueden ser parte del reinado de Dios, pero no todo vale para el reino. Así se configura la iglesia como una comunidad abierta que  será plena cuando “Dios sea todo en todos” pues Jesús no quiere una Iglesia que vive para si misma, quiere una casa abierta dispuesta a recibir y ofrecer

Si el Pueblo recibiera el Espíritu del Señor, asumiría la liberación con disponibilidad y sin poner obstáculos en ese contexto indicó que construir el bien común es derecho y deber de todos y no solo de los que están llamados a gobernar de esta manera evitar la absolutización de una ideología.

Al referirse a quienes ponen obstáculos al camino de la fe, Mons. Gualberti indicó que sería preferible arrojar al mar a quien siembre dudas y lleve a los hermanos al abandono de la fe, en ese contexto indicó que hay que cortar de raíz todo aquello que sea ocasión de pecado y del mal pero tener en cuenta que cortar de raíz, no significa mutilación física, sino corte espiritual de todo lo que nos impida seguir a Jesús.

Antes de terminar su homilía, el Arzobispo recordó a los fieles que para la salvación de todos, Jesús quiere que reconozcamos el mal en nuestro ser y que necesitamos conversión para la salvación de la humanidad. Finalmente el Arzobispo expresó un Saludo a las diocesis alemanas de Treveris e Hildesheim que celebran la semana de la hermandad con la Iglesia Boliviana.

Homilía de Mons. Sergio Gualberti

Arzobispo de Santa Cruz

Septiembre 30 de 2018

Anunciar el Reino de Dios exige conocer la palabra de Dios y practicar las enseñanzas de Jesús

Hoy, termina el mes de la Biblia con la Jornada Nacional inspirada en el lema: “Comunidad de la Palabra: ¡Sal, anuncia y construye!”. La Iglesia es la  “Comunidad de la Palabra”, convocada y formada por la Palabra de Dios y enviada a salir, para anunciar y construir el reino de Dios. Esta tarea nos exige conocer y profundizar siempre más la palabra de Dios, como fuente de nuestra vida cristiana personal y comunitaria. Y el evangelio que acabamos de escuchar, nos presenta a Jesús que indica a los discípulos unos elementos que deben caracterizar la comunidad cristiana.

Algunos expulsaban demonios en nombre de Jesús

Juan, el discípulo amado, se acerca a Jesús y le dice: “Vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre”. “Vimos”: Juan no habla al singular en nombre propio, sino en nombre de la comunidad de los discípulos. “Uno”:un intruso, que no tiene que ver nada con ellos y que tampoco no sigue directamente a Jesús y que, no obstante, se atreve a actuar en su nombre.

Expulsar demonios libera al hombre de lo que merma su dignidad de hijo de Dios

El poder de “expulsar los demonios es un signo de la llegada del Reino de Dios, encarnado en Jesús. Durante su ministerio público Él, en muchas oportunidades manifestó el poder de vencer al mal, de liberar de las enfermedades y de los espíritus malos, los odios, los rencores, las peleas y todo lo que rompe las relaciones humanas. Expulsar a los demonios es un acto de humanización, en cuanto libera al hombre de lo que merma su dignidad de hijo de Dios.

El sentido de pertenencia a una comunidad genera una sensación de grupo sectario, cerrado y exclusivo

Tratamos de impedírselo porque no es uno de los nuestros”.  No es uno de los nuestros”: los discípulos tienen el sentido de pertenencia a la comunidad, se sienten parte de un grupo cerrado y exclusivo, por eso buscan impedir a ese desconocido expulsar a los demonios.

Nadie puede hacer un milagro en nombre de Jesús

La respuesta de Jesús los sorprende: “No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí”Jesús no ha venido a fundar un grupo sectario, encerrado en sí mismo, que ponga límites a la acción del Espíritu presente y actuante en todo el mundo. Todo lo que promueve la vida humana, la dignidad de la persona, el bien común, la promoción de los valores evangélicos de la verdad, la justicia, la libertad y solidaridad son parte integrante del reino de Dios.

Todos pueden ser parte del reinado de Dios, pero no todo vale para el reino

Si bien es cierto que todos pueden ser partícipes del dinamismo del reinado de Dios, sin embargo hace falta asumir algunas condiciones, porque el reino de Dios está abierto a todos, pero no todo vale para el reino. El primer paso es reconocer que Dios obra libremente en el mundo, por tano no hay que ponerle obstáculos y producir frutos de bien, porque “El que no está contra nosotros, está con nosotros”. De esta manera Jesús pone los lineamientos que van configurando a la Iglesia como una comunidad abierta y en salida, signo visible del plan de Dios que es el plan de salvación que abarca a todos los hombres de todos los tiempos y lugares, que está en camino en la historia y que alcanzará su plenitud al final de los tiempos, cuando “Dios sea todo en todos”.

Jesús no quiere una Iglesia que vive para si misma, quiere una casa abierta dispuesta a recibir y ofrecer

Jesús no ha querido y no quiere una Iglesia que vive para sí misma sino para la extensión del reino de Dios y por tanto no puede cerrarse ante el bien y la verdad que aparecen fuera de sus fronteras. Su vocación le pide ser una casa abierta, dispuesta a recibir y ofrecer colaboración a todas las personas, grupos e instituciones que trabajan por un mundo más justo y humano.

La Haya, debemos estar dispuestos a acatar el fallo y preservar la paz por encima de todo

En este sentido la iglesia da su palabra acerca de la realidad que vivimos tanto personal, social, política y no solo sobre el tema de la fe. Por eso, por ejemplo, mañana tenemos todos una gran expectativa del fallo de La Haya. Es justo que nosotros esperemos que sea positivo, sin embargo como Iglesia tenemos que decir que tenemos que estar dispuestos a acatar el fallo que ese tribunal pueda dar porque sería mucho más grave que en vez de favorecer el encuentro entre dos pueblos nos ponga en un enfrentamiento y en una guerra. Lo que hay que preservar de todas maneras y por encima de todo es la paz.

Si el Pueblo recibiera el Espíritu del Señor, asumiría la liberación con disponibilidad y sin poner obstáculos

Estas palabras de Jesús nos remiten a la primera lectura, que narra el episodio de la efusión del espíritu por parte de Dios sobre setenta ancianos, elegidos por Moisés, para que le ayuden a cargar con el peso de conducir al pueblo de Israel en la travesía del desierto hacia la tierra prometida.

Pero, el espíritu, libre y soberano, no desciende solo sobre los ancianos que están convocados a la carpa del Encuentro, sino también sobre otros dos que han quedado en su tienda. Josué al enterarse de esto, pide a Moisés que les prohíba profetizar, pero él le contesta: “Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor”, porque de esa manera todos conocerían el plan de Dios que los lleva hacia la liberación a través de la travesía del desierto, lo asumirían con disponibilidad y sin poner obstáculos.

Construir el bien común es derecho y deber de todos y no solo de los que están llamados a gobernar

Estas enseñanzas echan luces sobre la vocación y misión no sólo de la comunidad eclesial, sino también de la sociedad en su plan de implementar una sociedad y una convivencia justa, solidaria y fraterna entre todos. Todo y cada uno de los miembros de una sociedad tienen el derecho y el deber de participar en la construcción del bien común y no solo los que están llamados a gobernar, todos nosotros. La participación libre de todos los ciudadanos, es el mejor antídoto para evitar la tentación de la absolutización de una ideología, de posiciones cerradas, de fanatismos y de fundamentalismos.

Seria preferible arrojar al mar a quien siembre dudas y lleve a los hermanos al abandono de la fe  

Luego Jesús, con una imagen dramatizada, nos parecería exagerada, alerta a los discípulos sobre un grave peligro: que nadie escandalice a los miembros más débiles y sencillos de la comunidad, porque “sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran en el mar”. No escandalizar significa no poner obstáculos en el camino de fe de los hermanos y no sembrar dudas y confusión en su espíritu, lo que podría llevarlos al abandono de la fe.

Hay que cortar de raíz todo aquello que sea ocasión de pecado y del mal

Por supuesto que Jesús utiliza esa imagen para alertarnos de este peligro entre nosotros y a continuación Jesús, con imágenes también fuertes, invita a los discípulos a que ellos mismos eviten las ocasiones de pecado y del mal, y que nosotros, cada uno, evite esas ocasiones, estando dispuestos a cortarse una mano o un pie o a quitarse un ojo, si fuera necesario.

Cortar de raíz, no significa mutilación física, sino corte espiritual

Por cierto, Jesús no se refiere a la mutilación física, sino al corte interior, espiritual y desde la raíz de todo aquello que en nuestro corazón y en nuestro espíritu nos lleva a pecar y nos impide seguir a Jesús y ser partícipes del reinado de Dios.

Para la salvación, Jesús quiere que reconozcamos el mal en nuestro ser y que necesitamos conversión

Pero ¿por qué Jesús utiliza imágenes tan fuertes? Para que nos demos cuenta de la gravedad del pecado. Y esto implica como primer paso que nosotros sepamos reconocer el mal que se anida nuestro ser, que somos necesitados de conversión, de ser liberados de los obstáculos de la fe y de todo lo que nos separa de la comunión con Jesús, de la comunidad y de  los hermanos. No debemos tener miedo en sacar de nuestra existencia el misterio de muerte espiritual y pedir al Señor que lo  convierta en luz de vida, en amor y esperanza, así podremos ser testigos alegres del reino de Dios, instaurado por Cristo para la salvación de la humanidad.

Saludo a la hermandad con las diocesis alemanas de Treveris e Hildesheim

Termino recordando que hoy también iniciamos la semana de la hermanad entre la Iglesia en Bolivia y las diócesis alemanas de Tréveris e Hildesheim, estamos invitados a elevar nuestras oraciones a Dios para que sigamos con entusiasmo y compromiso a recorrer juntos el largo camino que ha dado frutos abundantes de comunión y de bien para todos.

Amén

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