Mons. René Leigue: “Cuántas personas hay en la cárcel acusadas injustamente”

Este domingo 23 de julio, desde la Catedral de San Lorenzo Mártir, en la Arquidiócesis de Santa Cruz, el arzobispo, Mons. René Leigue, lamentó que exista en Bolivia personas acusadas injustamente y alentó a revisar esos comportamientos.

“El Reino de Dios son las cosas buenas que el Señor hace en nosotros y todo aquello que Él nos anuncia”.

Hemos escuchado 3 parábolas que nos hablan de cómo crece el Reino de Dios y no nos hablan de qué es el Reino, cómo se manifiesta, qué significa. Pero si nos habla que el Reino está en medio de nosotros y que por lo tanto crece de alguna manera que nadie se da cuenta, pero que está y que va creciendo seguro que a lo largo de nuestra vida. Por lo tanto, podemos decir que el Reino de Dios son las cosas buenas que el Señor hace en nosotros y todo aquello que Él nos anuncia, ese es el Reino de Dios.

“Para sembrar una semilla, se prepara el terreno para que no tenga obstáculo el nacimiento”.

Aquí hemos hablado de algo que nosotros sabemos, conocemos: Sembrar semillas, quién no ha sembrado una semilla y para sembrar una semilla ¿Qué se hace? Se prepara el terreno, y se lo prepara muy bien para que no tenga obstáculo el nacimiento de la semilla. De eso nos habla aquí la lectura, nos habla de la siembra, nos habla de la levadura, también conoce especialmente las mujeres cuando hacen la levadura del pan y como va creciendo la masa.

“La cizaña es la hierba mala, no deja crecer la semilla”.

El señor nos habla de algo cotidiano, de algo que conocemos para hacernos entender esto que quiere darnos, la palabra buena, la Buena Noticia. Sale el sembrador y siembra buena semilla, pero cuando nace la semilla también nace la cizaña y la cizaña, la hierba mala, no deja crecer la semilla. El Señor quiere hacer entender algo más y lo explica muy bien al final del Evangelio cuando sus discípulos le dicen que ellos quieren entender que quiso decir con las parábolas. Y el les explica: El que siembra la buena semilla es el Hijo de Dios, Jesús, es el que siembra la buena semilla, el es el sembrador, el campo es el mundo y quienes estamos en el campo somos nosotros, las personas, somos nosotros ese campo bueno.

“Las buenas semillas son las personas que pertenecen al Reino de Dios, la cizaña son los que pertenecen al maligno”.

Las buenas semillas son las personas que acogen y pertenecen al Reino de Dios. Y ¿qué es la cizaña?, la cizaña son los que pertenecen al maligno, al enemigo, aquel que sembró la semilla de la cizaña mientras dormía. Jesús dice, el enemigo alguien sembró la cizaña, ese es el enemigo. ¿Quién sembró la cizaña?: el maligno, el demonio,

“Nosotros somos ese terreno bueno y Dios siempre nos está dando esa buena semilla que es su palabra”.

La cosecha es el fin del mundo, creo que con esto el Señor nos da a entender muy bien qué quiere decirnos, nosotros somos ese terreno bueno y Dios siempre nos está dando esa buena semilla que es su palabra y nos está diciendo qué tenemos que hacer, cómo tenemos que hacerlo, de qué manera tenemos que escucharle, cómo tenemos que cumplir lo que nos dice. Él nos está diciendo y nos da buena semilla.

“Si dios creó todo lo bueno, el mal viene del enemigo”.

Dios no creó nada malo, lo que creo fue todo bueno, cuanto más cuando creó a la humanidad, fue muy bueno, somos nosotros las personas. Pero de dónde viene el mal, entonces si Dios creó todo lo bueno, el mal viene del enemigo, como dice el Evangelio: del demonio, de satanás, del diablo como también lo dice la escritura. Ese es el que siembra el mal y está en nosotros mismos, si Dios sembró en nosotros esa buena semilla y somos el buen terreno, ¿qué dice la lectura?, los que obran el mal, están obedeciendo al enemigo. Y cuántas veces nosotros hacemos caso más al enemigo de Dios, al malo, al demonio más que a Dios, cuando se trata por ejemplo de hacer las cosas buenas, cuanto nos cuesta, nos sentamos a pensar cómo lo vamos a hacer, de qué manera, qué resultados va a tener. Nos cuesta a veces encontrar algo bueno para hacer, pero cuando se trata de hacer algo malo, ¿lo piensan mucho? Creo que inmediatamente sale la maldad, sin pensarlo mucho.

“La cizaña nos hace ir por el camino incorrecto, la cizaña del odio, venganza, rivalidad, pensar mal del otro, hablar mal del otro”.

Entonces ahí nos damos cuenta de que quién está en nosotros o quién domina nuestra vida, a veces nos estamos dejando llevar por el mal, estamos escuchando más al enemigo, más que a Dios y es ahí donde el Señor habla entonces de la cizaña. La cizaña que nos hace ir por el camino incorrecto, la cizaña del odio, la cizaña de la venganza, la cizaña de la rivalidad, la cizaña del pensar mal del otro, la cizaña de hablar mal del otro. Es fácil tender una trampa, a la otra persona que no me cae bien, o que lo veo como enemigo, es fácil tenderle una trampa, me invento cosas y por nada más la acuso.

“Cuántas personas hay en la cárcel acusadas injustamente, por nada más que dejarse llevar por el mal y esa ansia de venganza y de hacerle mal porque simplemente no me cae bien”.

Cuántas personas hay en la cárcel que son acusadas injustamente, por nada más que dejarse llevar por el mal y esa ansia de venganza y de hacerle mal porque simplemente no me cae bien, o porque no coincide conmigo o porque no piensa igual que yo, invento cosas y la destruyo. De esa cizaña es de la que habla el Señor, esa cizaña que carcome, que destruye a la persona.

“La cizaña de los chismes, destruyen a las personas”.

Conocemos la cizaña de los chismes, cuantos chismes destruyen a las personas y eso está ahí en nuestra sociedad, en nuestro medio, entonces el Señor acá nos está invitando a que no nos dejemos llevar por esas cosas, o le escuchamos a Dios o escuchamos al enemigo. O hacemos las cosas que Dios nos dice o nos dejamos llevar por las cosas que dice el enemigo. ¿Qué es más fácil? Qué es lo que nosotros estamos haciendo, ¿a quién escucho más? ¿A Dios?

“Si alguien habla mal de una persona todos están pensando mal de esa persona, sin saber si es cierto o no lo que dicen”.

Cuando escucho que están hablando mal de una persona, de qué me preocupo más ¿de averiguar si realmente eso que dice esa persona ¿es cierto o no? O me dejo llevar por lo que dicen y le aumento más. Porque en eso estamos, si alguien habla mal de una persona todos están pensando mal de esa persona, sin saber si es así, sin saber si es cierto o no, sin saber si hizo o no hizo lo que se dice que hizo, pero ahí estamos aumentando y todos están pensando lo mismo, eso es lo que dice aquí el Señor: Dejamos que el enemigo a veces nos domine y nos hace ir por mal camino.

“¿Vemos las virtudes que tienen las personas o solamente vemos las cosas negativas que tienen?”.

Creo que este día es para pensar ¿cómo estamos nosotros que creemos en Dios? Ustedes aquí presentes, todos los que nos escuchan, ¿cómo estamos en esa relación con Dios? ¿Escuchamos a Dios? ¿buscamos las cosas buenas de los demás? ¿vemos algo bueno en las personas? ¿vemos las virtudes que tienen o solamente vemos las cosas negativas que tienen?

Acá eso nos cuesta encontrar, si nos dicen ¿qué cosas negativas tiene esta persona? Empezamos a pensar a ver qué cosas tiene de bueno esta persona, pero si nos dicen qué cosas negativas, inmediatamente nos salen todas las cosas negativas. Tal parece que nuestra mente está mas ágil para pensar mal que para pensar bien.

“¿Escuchamos a Dios realmente? ¿Ponemos en práctica lo que Él nos dice? O nos dejamos llevar por lo que otros dicen”.

El Señor nos invita ahora a que revisemos ese nuestro comportamiento con los demás y esa nuestra escucha,

¿Escuchamos a Dios realmente? ¿Ponemos en práctica lo que Él nos dice? O nos dejamos llevar por lo que otros dicen o por lo que las mismas personas como nosotros decimos y no lo que Dios realmente quiere y nos dice a nosotros: cómo tenemos que hacer, cómo tenemos que comportarnos, cómo tenemos que relacionarnos con los demás.

“Amemos al prójimo, no nos dejemos llevar por las cosas negativas, inventadas, pensadas solamente para hacer mal al otro”.

Dios no creó nada malo, Dios creó todo bueno, nosotros somos esa creación de Dios, no obstante, escuchémosle a Dios, amémoslo, cumplamos lo que nos dice, si amamos a Dios amemos al prójimo, no nos dejemos llevar por las cosas negativas, inventadas, pensadas solamente por hacer mal al otro.

“Fuera de Dios, estamos perdidos, si no confiamos en Dios, no vamos por el camino correcto y nos volvemos discípulos del enemigo, nos volvemos cizañeros”

Que el Señor nos acompañe, nos de esa fortaleza y como dice la segunda lectura, oremos siempre y si no sabemos cómo hacerlo, pidámosle al Espíritu para que Él sea el que nos anime, nos de palabras oportunas y justas para poder relacionarnos con Dios. Hemos escuchado en la primera lectura: Fuera de ti Señor no hay otro Dios que cuide de todos, a quién tenga que probar que tus juicios no son injustos. Fuera de Dios, nosotros estamos perdidos, si no confiamos en Dios, no vamos por el camino correcto y nos volvemos discípulos del enemigo, nos volvemos cizañeros como dice la lectura. Dejemos de pensar mal y hablar mal del otro, no seamos como esas personas que meten cizaña para destruir a la otra persona.

Que el señor nos acompañe, nos de esa fortaleza que necesitamos cada día y como hemos escuchado al final del Evangelio, el que tenga oídos que oiga. Que así sea.

FUENTE: PRENSA CEB

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