Hoy domingo 24 de mayo, Mons. Aurelio Pesoa, Obispo Auxiliar de La Paz y Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana, presidió la Eucaristía en la Solemnidad de la Ascensión del Señor y celebración de la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, desde la  Basílica Menor de San Francisco en la ciudad de La Paz. En la ocasión habló de la importancia de los medios de comunicación y haciendo referencia al mensaje del Papa Francisco, destacó “la necesidad que tenemos los seres humanos de historias, narraciones, relatos”, y agradeció a las personas que en Bolivia han tejido historias de esfuerzo y entrega en el mundo de las comunicaciones sociales, exhortando a los comunicadores a que, “no colaboremos a tejer historias de odio y desesperanza, sino historias de amor y confianza en Dios y en el ser humano”.

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (A) 2020

54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

1.-Hoy celebramos la ascensión de Jesús al cielo. Una vez culminada la misión que el Padre le había encargado en el mundo, Jesús, el Cristo, regresa al Padre habiendo sometido el poder del mal, mediante su entrega amorosa en la cruz y continúa presente en la Iglesia, ya que: “Él puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas”. La ascensión no es la desaparición de Cristo de este mundo, ni la vuelta a un estado anterior a su venida, sino la instauración de una nueva forma de presencia en el mundo, como cabeza de un cuerpo que es la Iglesia.

En los miembros de la Iglesia está Cristo presente y continúa su misión en el mundo con el fin de llegar, a través de ellos, a todo el mundo. La Iglesia se debe al mundo, existe para vivir a Cristo en plenitud y que el mundo pueda llegar a creer por ella. En ella se tiene que reproducir la plenitud de la vida y de la gracia que la humanidad entera está llamada a vivir.

2.-En el Evangelio de San Mateo que hemos escuchado, Cristo envía a sus apóstoles diciéndoles: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que Yo les he mandado”.  La Iglesia, comunidad de los discípulos de Cristo, está enviada a que todos sean discípulos de Cristo y esa misión la realiza mediante la enseñanza y el bautismo. A veces pareciera que no hemos entendido del todo bien y bautizamos, pero sin hacer que antes sean discípulos de Cristo, es decir, que aprendan el estilo de vida que Cristo vivió.

Esta es una misión que nos supera y por ello, tenemos que confiar en la presencia de Cristo en la Iglesia: “Y Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. No estamos solos. Nuestra misión está acompañada y presidida y, es en realidad, la misión de Cristo, de la que nosotros somos instrumentos.

3.-Podemos entender entonces que en esta fiesta de la Ascensión se celebre la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, este año la quincuagésima cuarta (54) jornada. La Iglesia existe para comunicar al mundo un mensaje, mejor aún, el mensaje de los mensajes, la Buena Noticia de Jesucristo. No se puede comunicar un mensaje sin contar hoy con los medios de comunicación social, ya que vivimos en un mundo hipercomunicado, aunque no siempre bien informado y, menos aún, formado.

4.- Este año el Papa Francisco nos envía un mensaje hermoso que tiene como hilo conductor la necesidad que tenemos los seres humanos de historias, narraciones, relatos, ya que, según el Papa, “el hombre es un narrador”. Todos recordamos historias que nos contaban nuestros abuelos o nuestros padres que nos han enseñado a vivir y que han marcado nuestra vida.

Entre todas las historias destaca “la historia de las historias”, que es la que nos cuenta la Biblia: “la gran historia de amor entre Dios y la humanidad”, y la Biblia tiene como centro a Jesús, que es el que lleva a plenitud “el amor de Dios por el hombre”.

Jesús, con su vida de amor y entrega hasta la muerte tejió en este mundo una gran historia que, todo seguidor suyo todo cristiano, queremos de alguna forma reproducir.

Si amamos a Cristo, el deseo de nuestro corazón será tejer una historia como la suya, una historia de abnegación, de gratuidad, de entrega, de amor desinteresado, de honestidad, de verdad, de servicio a los demás, aunque sea ocultos, sin mucha propaganda, aunque ni siquiera siempre se logre reconocimiento y agradecimiento, más bien, los verdaderos seguidores de Cristo, sufren como él muchas veces, desprecios y rechazos. Pero quien ama a Cristo lo que desea es tejer una historia como la suya en este mundo.

5.- Hoy agradecemos a tantas personas, que en Bolivia han tejido historias de esfuerzo y entrega en el mundo de las comunicaciones sociales. No voy a nombrar a nadie porque podría olvidar a algunos, pero cada uno recuerde a aquellos que han sido sus guías en interpretar e informar de lo que pasa en el país con objetividad, con verdad, con valentía, con arrojo. Hemos tenido personas que se la han jugado, que han sido valientes, que han transmitido la verdad en los medios de comunicación. Verdaderos ejemplos, historias tejidas de forma intrépida, con honestidad y coraje al mismo tiempo.

No recordamos hoy a quien solo ha tejido historias de búsqueda de interés personal, de hacer negocio con los medios de comunicación, de escaso compromiso con la verdad, de búsqueda de poder, de nula responsabilidad. Esos no serán recordados nunca y esas historias, que también existen, no tejen nada bueno. Son puro tejido deshilachado, informe, pero hace mucho mal.  El papa Francisco, en su mensaje denuncia que “en los telares de la comunicación, en lugar de relatos constructivos, que son aglutinantes de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia”. Que importante es servir a la verdad, hermanos de los medios de comunicación, aunque traiga problemas.

Porque en esto de tejer historias, cada vida es una historia tejida y puede parecerse a la de Cristo o a la de las grandes personas, o puede simplemente ser destructiva y no tejer nada más que el mal. Y estoy recordando las historias tejidas estos días por actores del mundo del poder, con los hilos viejos de las actitudes de siempre: el robo, la corrupción, el abuso de poder, el aprovechamiento del poder para beneficios personales. Es hora de decir con toda claridad que esas historias no van por el camino de Cristo, son contradictorias con la historia de Cristo, nuestro maestro. Ese no es el camino para el cielo ni tampoco para la construcción de una sociedad humana, fraterna y con justicia.

Es hora de decir: ¡Basta!, a esas historias de muerte que no tejen la historia humana de una forma que esté a la altura de la dignidad del ser humano.

Esas historias de corrupción matan la esperanza del pueblo boliviano y nos hacen dudar de la bondad del ser humano y de su capacidad para colaborar en una historia de salvación, en la que Dios nos ha llamado a ser sus colaboradores.

No colaboremos a tejer historias de odio y desesperanza, sino historias de amor y confianza en Dios y en el ser humano. Dios les bendiga, especialmente en este día a todos los que se dedican a la comunicación social.  Así sea.

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