Mi primera comunión es un encuentro con Cristo para vivir siempre alimentado.

MI PRIMERA COMUNIÓN. Así los niños y niñas lo sienten y lo esperan. Porque recibir la primera comunión significa vivir por primera vez de esta experiencia de amor y fe. Es dejar que Dios inunde su cuerpo y su espíritu para vivir unido por el tiempo y el espacio.

Los niños y niñas ingresaron a su formación en febrero de 2021 y durante dos años asiduamente acudieron a la formación catequética. Como se dice en la arquidiócesis, viven el itinerario formativo, donde se prepararon para recibir el cuerpo y sangre de Cristo, y así disfrutar de la eucaristía. Este momento para ellos es siempre anhelado y hoy se ve consumado.

Este fue el segundo grupo que se unieron para la celebración, que estuvieron acompañados por sus catequistas que también disfrutan de tanto cariño que ellos dan y en el proceso formativo lo demuestran.

Los catequistas siempre están felices porque ven como en la inocencia de su formación dejan que Dios les moldeen en su corta vida. Que son tan receptivos y comprenden fácilmente todo lo que se los comparte.  Sobre todo, en el primer año logran dar a conocer y comparte una vida profunda de Jesús en sus vidas. La vocación y el encuentro personal con él. Eso los encanta y los engancha fácilmente a rezar y vivir su fe.

Algunos catequistas se encariñan con los grupos, pero cada dos años tienen un nuevo grupo y eso hace muy fuerte los lazos de amistad, que también se van dando. Por eso su compañía siempre es inolvidable. Cada catequista da su vida, su tiempo y sus habilidades para mostrar con su vida a Dios.

En estos últimos años los mismos catequistas tuvieron que ingeniarse bastante para poder llegar con facilidad a los niños. Porque la formación fue virtual, semipresencial. Y últimamente presencial. Todos estos procesos, en algunos momentos dificultaban el contacto, hacías difícil crear un ambiente comunitarios. La formación catequética tiene este valor, de crear grupos comunitarios de fe. Personas que se forman en grupo y caminan juntos.  Pero, pese a estas dificultades, todos los niños valoras esta formación y se sienten muy felices

Influye mucho la participación de los padres. Porque ellos son los que complementan todos los otros elementos de la formación en la fe. Porque la familia es donde el niño sigue creciendo y desde ahí se van dando otros pasos. Aún faltan más contacto con los padres para dar más seguimientos. Pero todos los encuentros con los papas, siempre fueron de alegría y agradecimiento.

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