“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz” (Isaías 9, 2)
La Navidad es la fiesta de la alegría y la esperanza porque celebramos el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, la Buena Noticia de que Dios nace entre nosotros para asumir nuestra condición humana y mostrarnos que su amor es más fuerte que las divisiones y el odio.
La esperanza no es virtud para cuando todo va bien y no hay dificultades, sino que se demuestra en los momentos difíciles. Este año celebramos la Navidad entre signos que desconciertan y preocupan y parecen favorecer el pesimismo y la tristeza. Pero quien espera en el Señor, no cae en el derrotismo y la queja desesperada, porque “los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”. (Isaías 40:31)
La esperanza es la virtud de los que anticipan el futuro con fe, esfuerzo y tesón, en un deseo de construir un mundo de acuerdo al plan de Dios y a su justicia. Es la virtud de los que desean y trabajan por “un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia”. (2 Pe 3,13)
Animamos a todos a contemplar al niño Dios, hecho hombre por nosotros, para recobrar y cuidar la esperanza, la alegría y el afán de lucha por una Bolivia justa y fraterna.
Cuidar la esperanza hoy es preparar nuestros corazones para recibir al Señor, es liberarnos de odios y resentimientos. Cuidar la esperanza nos exige restaurar las relaciones en la familia y seguir apostando por la unidad y el amor incondicional, más allá de las dificultades y ofensas. Cuidar la esperanza en nuestro país es desterrar actitudes como la violencia, la corrupción, el racismo, la discriminación, la imposición y la falta de respeto, que no contribuyen a la Bolivia justa que deseamos con todas nuestras fuerzas. Es mantenernos vigilantes a los acontecimientos que vivimos, para que nada ni nadie nos la robe y para que sigamos alimentando la solidaridad con los más marginados y vulnerables de nuestra sociedad.
El nacimiento de Jesús nos asombra cada año haciendo visible la ternura de Dios con la humanidad. Que nuestra vida, nuestra generosidad, nuestra amistad, nuestras relaciones, hagan visible la inmensa ternura de Dios. Que Él nos siga bendiciendo con su presencia y haga crecer la alegría de construir juntos un mundo mejor.
La Secretaria General de la Conferencia Episcopal Boliviana les desea una Feliz Navidad 2018 y un próspero y bendecido año nuevo 2019.
Secretaría General de la Conferencia Episcopal Boliviana
La Paz, 20 de diciembre de 2018.
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