¿En qué consiste el final del mundo?

Es la respuesta a esta pregunta que esta semana nos aporta el mensaje de Mons. Jesús Pérez, Arzobispo Emérito de Sucre, en sintonía con la liturgia del domingo.
“En este entretiempo de espera de los cristianos el papel de la fe, alertada por la esperanza vigilante, hay que descubrir a Dios que siempre está viniendo constantemente a nuestras vidas, como un anticipo de la última venida. No lo dudemos, Jesús vendrá al final de la historia. Para llegar a captar esas venidas de Dios, hace falta un receptor que esté en la onda de Jesucristo. Lamentablemente los criterios humanos se interfieren continuamente y la señal de frecuencia nos impide escuchar y ver a Jesús que siempre está con nosotros. Por ello, urge que todo cristiano viva en oración y vigilancia”, escribe Mons. Jesús Pérez.

LLEGARÁ EL FINAL DEL MUNDO

Terminamos hoy de escuchar en los domingos, en nuestras eucaristías, al evangelista Marcos, que nos ha iluminado con su evangelio casi todos los domingos. El próximo domingo escucharemos a san Juan en la fiesta de Cristo Rey, día en que termina el año litúrgico, y empezaremos a escuchar a Lucas. Ojalá que todos se animen a leerlo, desde el domingo dos de diciembre, en que iniciamos el nuevo año litúrgico al evangelista Lucas y, a no perder la continuación de lecturas, que nos ofrece la Iglesia en su liturgia. La forma como están organizada la Liturgia, nos invita a una reflexión continuada en nuestra formación cristiana. Todos necesitamos mayor profundización en la fe, desde el Papa hasta el niño consciente de sus actos. ¿Nos sentimos satisfechos de nuestros conocimientos y sentimientos cristianos? El final de este año litúrgico puede servirnos para hacer nuestra auto auditoría de discípulos de Jesús.

Hoy se lee en nuestras eucaristías, el capítulo 13 de Marcos del” discurso escatológico”, donde Jesús habla de la destrucción de la ciudad santa de Jerusalén y del final de los tiempos. Es un trozo del discurso “escatológico”, el más largo que Marcos pone en boca de Jesús, donde habla de los efectos cósmicos que se notarán en el sol, la luna y los astros. Veremos venir desde las nubes al Hijo de Dios en todo su esplendor de poder y gloria. Allí estaremos todos los mortales convocados por Él. Jesús pone en este evangelio la parábola de la higuera que empieza a echar brotes y afirma que” no pasará esta generación antes que ello se cumpla” y dice también “mis palabras no pasarán”.

Las lecturas de este domingo penúltimo del año litúrgico nos hablan que el bien triunfará, toda nuestra vida es una lucha entre el bien y el mal. Daniel sitúa todos sus relatos y visiones como sucedidos varios siglos antes, en tiempos de Nabucodonosor, pero los escribe en tiempos del rey Antíoco, el que más persiguió al pueblo de Israel, em tiempos de los Macabeos, en el siglo segundo antes de Cristo. Su autor quiere infundir nueva esperanza, a fin de que permanezcan fieles a su fe. Es un mensaje que nos viene muy bien a todos, especialmente cuando estanos próximos a finalizar el año litúrgico y a iniciar un nevo año con el tiempo de Adviento.

En este entretiempo de espera de los cristianos el papel de la fe, alertada por la esperanza vigilante, hay que descubrir a Dios que siempre está viniendo constantemente a nuestras vidas, como un anticipo de la última venida. No lo dudemos, Jesús vendrá al final de la historia. Para llegar a captar esas venidas de Dios, hace falta un receptor que esté en la onda de Jesucristo. Lamentablemente los criterios humanos se interfieren continuamente y la señal de frecuencia nos impide escuchar y ver a Jesús que siempre está con nosotros. Por ello, urge que todo cristiano viva en oración y vigilancia.
Sucre, 18 de noviembre de 2018.

Fray Jesús Pérez, O.F.M.
Arzobispo emérito de Sucre.

 

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