En la audiencia general, Francisco, en su vigésimo séptima catequesis sobre el celo apostólico subraya que la Buena Noticia es universal: Dios elige a uno para llegar a todos, la llamada no es un privilegio sino para un servicio.
El anuncio cristiano es para todos, «alegría para todos, el Evangelio es para todos». El Papa Francisco lo repitió varias veces en la audiencia general, en la Plaza de San Pedro, ante varios miles de fieles. Antes de comenzar su vigésimo séptima catequesis sobre la «pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente», se entretiene, a bordo del papamóvil, entre los peregrinos, intercambia algunas palabras con algunos de ellos, bendice a algunos niños, acepta un mate, y luego llega a la explanada de la basílica vaticana. Y desde aquí subraya que la Buena Nueva tiene «una ‘poder humanizador’, una plenitud de vida destinada a todo hombre y a toda mujer», porque Cristo nació, murió y resucitó «por todos, sin excluir a nadie». El Papa recuerda también su primera exhortación apostólica, Evangelii gaudium, escrita hace diez años, al inicio de su pontificado, reiterando que los cristianos tienen el deber de anunciar el Evangelio «sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable», porque «la Iglesia no crece por proselitismo, sino ‘por atracción’.
Hermanos, hermanas, sintámonos al servicio del destino universal del Evangelio; es para todos, y distingámonos por la capacidad de salir de nosotros mismos, de superar todos los confines. Un anuncio, para ser un verdadero anuncio, debe salir del propio egoísmo. Y nosotros también tenemos la capacidad de superar todas las fronteras.
Cristianos expansivos y extrovertidos
Francisco exhorta a los cristianos a «ser abiertos y expansivos, ‘extrovertidos'», al fin y al cabo, Jesús «hizo de su presencia en el mundo un camino continuo, destinado a llegar a todos», como se desprende también de diversos encuentros narrados en el Evangelio. Y precisamente para llegar a todos, Dios elige a algunos de nosotros.
La Biblia nos muestra que cuando Dios llama a una persona y hace un pacto con algunos, el criterio es siempre éste: elige a alguno para llegar muchos otros. Este es el criterio de Dios, de la llamada de Dios.
Instrumentos del amor de Dios
Los que han sido elegidos por Dios «han experimentado la belleza pero también la responsabilidad y el peso de ser ‘elegidos’ por Él, y también «han experimentado el desánimo ante las propias debilidades o la pérdida de sus seguridades», explica el Papa, pero no debemos olvidar que Dios, a través de los que elige, quiere llegar a todos.
La mayor tentación es considerar la llamada recibida como un privilegio, por favor no, la llamada no es un privilegio, nunca, no podemos decir que somos privilegiados en comparación con los demás, no, la llamada es para un servicio. Y Dios elige a uno para amar a todos, para llegar a todos.
Cuidado con «identificar el cristianismo con una cultura, con una etnia, con un sistema», advierte Francisco, porque perdería «su naturaleza verdaderamente católica, es decir universal para todos», no es un grupito de elegidos de primera clase. Este es el horizonte de la universalidad, concluye el Papa, reiterando una vez más que «el Evangelio es para todos».
fuente: Tiziana Campisi – Ciudad del Vaticano
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