El Papa Francisco, este 28 de noviembre, presidió a las 4 de la tarde, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, el Consistorio público ordinario para la creación de Trece nuevos cardenales. Dos de Asia, no pudieron llegar a Roma. Un centenar de fieles estará presente en la ceremonia.
 

El Papa Francisco presidió el séptimo Consistorio de su pontificado, en la víspera del primer domingo de Adviento. 13 nuevos Cardenales han sido creados.

El Papa Francisco dirigiéndose a todos los fieles, y principalmente a los Cardenales, centró su homilía en el tema del camino, y refiriéndose al texto del evangelista Marcos 10, 32-45 afirmó que el camino “es el lugar donde se desarrolla siempre la trayectoria de la Iglesia: el camino de la vida, de la historia, que es historia de salvación en la medida en que se hace con Cristo, orientado a su Misterio pascual. Jerusalén siempre está ante nosotros. La cruz y la resurrección pertenecen a nuestra historia, son nuestro presente, pero también son la meta de nuestro camino”.

El Papa recordó que este relato evangélico ha estado presente con frecuencia en los consistorios y subrayó: “No es sólo un “trasfondo”, sino la “hoja de ruta” para nosotros que estamos hoy en camino con Jesús, que va delante de nosotros. Él es la fuerza y el sentido de nuestra vida y de nuestro ministerio”.

Confrontarse con la Palabra

Francisco evidencia que en el relato de Marcos los discípulos “estaban asombrados (…) tenían miedo” y añade: “El Señor conoce el estado de ánimo de los que lo siguen, y esto no lo deja indiferente. Jesús no abandona jamás a sus amigos; no los olvida nunca”.

El Papa añadió: “Sabiendo que el corazón de los discípulos estaba turbado, Jesús llamó aparte a los Doce y, «otra vez», les dijo «lo que le iba a suceder». Lo hemos escuchado, dijo el pontífice: “es el tercer anuncio de su pasión, muerte y resurrección. Este es el camino del Hijo de Dios. El camino del Siervo del Señor. Jesús se identifica con este camino, hasta el punto de que Él mismo es este camino. «Yo soy el camino» (Jn 14,6). Este camino, no hay otro”.

Este es otro camino

Justo después de este momento, dice Francisco, “sucedió un ‘golpe de efecto’” que permite a Jesús revelarles a todos los apóstoles “el destino que les esperaba”. Santiago y Juan se acercan a Jesús y le expresan su deseo: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (v. 37).

Francisco añadió: “Este es otro camino. No es el camino de Jesús, es otro. Es el camino de quien, quizás, sin ni siquiera darse cuenta, “usa” al Señor para promoverse a sí mismo; de quien —como dice san Pablo— busca su propio interés, no el de Cristo (cf. Flp 2,21)”. L Papa pone en evidencia que esta situación no era exclusiva de los hijos de Zebedeo, sino “que todos estaban tentados de salirse del camino”.

Estar vigilantes para permanecer en el camino de Jesús

El Obispo de Roma subrayó dos movimientos que muchas veces suceden en quienes desean seguir a Jesús: “Porque con los pies, con el cuerpo podemos estar con Él, pero nuestro corazón puede estar lejos y llevarnos fuera del camino. Así, por ejemplo, pensemos en tantos tipos de corrupciones en la vida sacerdotal. el rojo púrpura del hábito cardenalicio, que es el color de la sangre, se puede convertir, por el espíritu mundano, en el de una distinción eminente, y ya no serás más el pastor cercano a la gente. Sentirás que eres sólo la eminencia. Cuando sientas eso, estarás fuera del camino».

El texto de Marcos, afirma el Papa, muestra “dos recorridos opuestos. Sólo el Señor, en realidad, puede salvar a sus amigos desorientados y con el riesgo de perderse; sólo su cruz y su resurrección. Por ellos y por todos, Él subió a Jerusalén. Por ellos y por todos, entregó su cuerpo y derramó su sangre. Por ellos y por todos, resucitó de entre los muertos, y con el don del Espíritu los perdonó y los transformó. Finalmente, los orientó para que lo siguieran en su camino”.

El Papa concluyó la homilía afirmando: “También nosotros, Papa y cardenales, tenemos que reflejarnos siempre en esta Palabra de verdad. Es una espada afilada, nos corta, es dolorosa, pero al mismo tiempo nos cura, nos libera, nos convierte. Conversión es justamente esto: desde fuera del camino, volver al camino de Dios”.

Fuente: Vaticannews

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