En un mensaje al Pueblo de Dios, Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, expresa su sincera gratitud por el testimonio de fe que dieron y dan en medio de la crisis política y social por la que atraviesa el País, con oraciones, rezos del Rosario, celebraciones de la palabra y eucaristías. De igual manera reconoce la cercanía fraterna y tantos signos de solidaridad.
Mirando que la situación de conflictividad persiste en nuestro país y escuchando a hermanos les anima a seguir firmes en nuestro compromiso con la paz, la reconciliación y la justicia. En el espíritu de comunión eclesial, Monseñor pide tomar en cuenta los siguientes valores evangélicos e iniciativas.
MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS
TODOS POR LA PAZ, LA RECONCILIACIÓN Y LA JUSTICIA
AL PRESBITERIO, VIDA CONSAGRADA Y LAICOS:
Queridos hermanos y hermanas:
En primer lugar, de corazón, les expreso mi sincera gratitud por el testimonio de fe que dieron y dan en medio de la crisis política y social, con oraciones, rezos del Rosario, celebraciones de la palabra y eucaristías. De igual manera reconozco la cercanía fraterna y tantos signos de solidaridad.
Mirando que la situación de conflictividad persiste en nuestro país y escuchando a hermanos les animo a seguir firmes en nuestro compromiso con la paz, la reconciliación y la justicia. En el espíritu de comunión eclesial les pido tomar en cuenta los siguientes valores evangélicos e iniciativas:
- INSPIRADOS EN LOS VALORES EVANGÉLICOS
Fe: esta virtud es nuestra fortaleza que nos motiva a hacernos presentes en los asuntos temporales y no las posiciones políticas de uno u otro lado. Las manifestaciones de fe públicas de nuestro pueblo en los 21 días de paro cívico, son oportunidades y desafíos de evangelización misionera para nuestra Iglesia local.
Reconciliación: Tenemos que ayudar a restablecer el tejido ciudadano y comunitario en la realidad plural de Santa Cruz. Todos somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Nadie debe sentir miedo, ni discriminado y perseguido. Es preciso trabajar para superar el odio que no condice con la identidad cristiana de nuestro pueblo.
Paz: Contagiemos pensamientos y lenguaje de paz y tengamos manos desarmadas. No una paz impuesta, sino la paz de soluciones pacíficas en el marco del bien común, la solidaridad, la verdad y la justicia.
Verdad: Jesús nos dice: “La verdad los hará libre”. Debemos ayudar a salir de las sombras de tantas mentiras, medias verdades, consignas y posiciones prejudiciales para hacer brillar la realidad objetiva y la correcta interpretación de los acontecimientos.
Justicia: Justicia y equidad siempre debe ser el horizonte de nuestra acción. Justicia en nuestras relaciones interpersonales, justicia en los tribunales y justicia en defensa de los más pobres, marginados y débiles.
- INICIATIVAS
Seguir con iniciativas religiosas: Oraciones, rezos del Rosario, ayunos, peregrinaciones, celebraciones de la palabra y eucaristías. Les recomiendo encarecidamente retomar la Oración por la Paz en Bolivia, en particular en las celebraciones eucaristías, sobre todo dominicales.
Dedicar la celebración de Cotoca: Que las celebraciones de nuestra mamita de Cotoca (peregrinaciones, novenas y romerías) incluyan nuestra preocupación e intenciones por la paz en Bolivia
Discernimiento evangélico: En todo lo que estamos viviendo es necesario hacer un discernimiento evangélico de los signos de los tiempos. Compartamos nuestra experiencia, la interpretación de este momento histórico y los desafíos a nuestra acción pastoral, en un clima de búsqueda, de encuentro, y oración.
Toda otra iniciativa tanto a nivel de parroquias, vida consagrada, laicado sea promovida en el espíritu de este mensaje.
Unido en oración para que el Dios de la vida nos haga testigos de su amor y que el Espíritu Santo ilumine a los responsables de la sociedad y el Estado, me despido encomendamos a nuestra Mamita de Cotoca, “portento de luz, con fervor de invoca toda Santa Cruz”.
Santa Cruz, 22 de noviembre de 2019
Mons. Sergio Gualberti Calandrina
ARZOBISPO DE SANTA CRUZ
ORACIÓN POR LA PAZ EN BOLIVIA
Padre Santo, Señor de la vida y la historia,
hacemos nuestras las palabras de tu Hijo Jesús:
“La Paz les dejo, mi Paz les doy”.
Con corazón abierto y agradecido
te invocamos hoy en esta tierra boliviana
bendecida con toda clase de bienes materiales y espirituales.
Despoja nuestro espíritu del odio, de la violencia,
del rencor y de la división entre hermanos.
Ayúdanos a superar el miedo y la desconfianza
a curar nuestras heridas de nuestro pasado,
a superar nuestras diferencias y mezquindades,
a vencer los errores y las injusticias en contra de los
más pobres y marginados.
Concédenos la gracia de tu perdón a fin de que también
nosotros podamos perdonarnos unos a otros y construir
juntos una Bolivia mejor por caminos de reconciliación,
de verdad, de justicia, de fraternidad y de paz.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
te encomendamos nuestra Patria
para que en ella reine la paz duradera.
Amén
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