Este 1 de noviembre, en la capilla de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), los colaboradores CEB celebraron la solemnidad de Todo los Santos y recordaron a sus Fieles Difuntos, en una Eucaristía presidida por el Mons. Giovani Arana, obispo de la Diócesis de El Alto y Secretario General de la CEB, quien los animó a vivir la santidad en el mundo actual y en la realidad en la que se encuentren. Alentó a reflexionar sobre lo que viene después de la muerte, confiando en la esperanza que da la Resurrección.
Basado en la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, “Gaudete et Exultate”, sobre la santidad en la vida cotidiana, el Mons. Arana pidió quitarse la idea equivocada de que la santidad que la vida de los santos ha sido siempre perfecta: “Justamente en medio de sus flaquezas, en medio de sus debilidades, los santos reconocen sus limitaciones y piden al Señor el auxilio de la gracia”.
El obispo pidió a los colaboradores de la CEB humildad para alcanzar la santidad y recordó que “el santo no es aquel que nunca pecó, sino es aquel que supo convertirse de su pecado”. Señaló que “cada uno es único ante Dios” y desde aquí se debe vivir la santidad; en tal sentido, tomando las palabras del Papa Francisco, invitó a desde la realidad de cada uno se buque la santidad: “¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos”.
En esta reflexión sobre la santidad, el obispo Arana pidió recordar que ser santo no depende solo de nuestros esfuerzos, sino que “es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas”, como lo recuerda también el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica.
“Bienaventurados aquellos que encarnan el Evangelio en sus vidas, porque ellos han entendido la llamada a la santidad”, remarcó el Mons. Giovani Arana en su invitación a vivir la vida cotidiana en santidad.
Acerca de la conmemoración de los fieles difuntos, dijo que este día es una oportunidad para reflexionar sobre lo que viene después de la muerte: “Vivimos en un mundo lleno de tanta incertidumbre a nivel social, económico… creo que es necesario apoyar nuestra confianza en certezas que fortalezcan nuestra esperanza, y una de ellas, es la Resurrección”. Sobre las tradiciones que se tienen en torno la celebración de los Fieles Difuntos, dijo que esto es un ejemplo de que “la muerte no es la última palabra sobre nuestra existencia, que el dolor no debe ser la única forma de enfrentar la muerte, sino que debemos poner nuestra mirada más allá de este mundo, en aquella tierra celestial a la cual anhelas llegar”.
El obispo pidió que se acompañe con oración la Asamblea de Obispos de Bolivia, que se realizará las próximas semanas. Y concluyó su homilía solicitando la intercesión de la Virgen María para ayudarnos a encarnar las enseñanzas del Evangelio.
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