Mons. Rene Leigue: «Señor invita, pero no obliga, somos nosotros que ponemos excusas»

La misa dominical fue presidida por Mons. René Leigue Cesari-Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, en la Basílica Menor de San Lorenzo-Catedral Metropolitana, el Arzobispo dijo en su homilía: “El Señor nos llama, a una conversión sincera, verdadera, una conversión en la cual todos podemos ser dignos de participar del Banquete” y también nos dice: “El Señor nos dice, quiero que se pongan el traje, ese traje de la paz, el traje del amor, el traje de la reconciliación, el traje del perdón”.

Concelebrada por el Obispo Auxiliar Mons. Estanislao Dowlaszewicz, OFM Conv., el Vicario de Comunicación y Rector de la Catedral, P. Hugo Ara y el P. Osvaldo Peña, asistieron los feligreses de Santa Cruz.

“El Señor nos habla mediante parábolas, para hacernos entender lo que significa el reino de Dios, hoy, nos habla esta parábola del Rey: “Un Rey que invita a la boda de su Hijo”.

“Dios invita al banquete a compartir con su Hijo Jesús, la Eucaristía”

“Señor invita, pero no obliga, somos nosotros que ponemos excusas”

“Al final de nuestra vida, rendiremos cuenta de nuestra decisión”

“Con todas nuestras preocupaciones, nuestros problemas, no es una excusa, para no participar en la celebración”

“Estamos preocupados por la Guerra en Israel, la guerra viene por falta de comprensión, por falta de diálogo entre nosotros”

“Es motivo de preocupación la falta de agua en diferentes lugares”

“También nos preocupa el clima, demasiado calor, no hay lluvia”

“Cada uno vea cómo está cuidando lo que Dios nos ha dado, cómo está cuidando este medio ambiente, cómo está cuidando el aire que respiramos, qué respuesta estamos dando”

“Todos deberíamos tener el traje de la reconciliación, el traje de la paz, el traje del amor, el traje de la comprensión, el traje del perdón”

“Nos quejamos a veces de todo, pero ¿qué hacemos nosotros para mejorar?”

“El Señor nos llama, a una conversión sincera, verdadera, una conversión en la cual todos podemos ser dignos de participar del Banquete”

“El Señor nos dice, quiero que se pongan el traje, ese traje de la paz, el traje del amor, el traje de la reconciliación, el traje del perdón”

“Que El Señor nos de la fortaleza este día para mirar nuestra vida, comportamiento, nuestra responsabilidad con la naturaleza, con el medio ambiente, y podamos cuidar esta casa común”

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Homilía Arzobispo Metropolitano de Santa Cruz de la Sierra

Mons. Rene Leigue Cesari

Domingo 15 de octubre 2023

 Basílica Menor San Lorenzo Catedral Metropolitana

Muchos son los llamados y pocos los elegidos.

El Señor nos habla mediante parábolas, para hacernos entender lo que significa el reino de Dios, hoy, nos habla de la parábola del Rey: “Un Rey que invita a la boda de su Hijo”, es importante entender lo que significa esto: Un Rey que, con tanto entusiasmo, con tanta alegría, prepara la boda de su Hijo, luego que tiene todo preparado, “manda a sus criados, es decir, vayan ahora a invitar a todos, creo que estén todos en la boda, salen a invitar a todos, y ahí donde se encuentra con algunos que ponen excusa; algunos que van a su negocio, otros se van al campo, otros hacen otras cosas, inclusive algunos maltratan a los criados, hasta matarlos, así como diciendo para que no nos molesten”. Esto es indigna al Rey, porque Él dice, todo estaba preparado, he invitado a todos, pero no todos han respondido, “les dijo a los criados, vayan ahora a invitar a todos los que encuentren por la calle, tráiganlo a todos”. Salen nuevamente, y traen a todos los que encuentran por las calles, para compartir el banquete. -Cuando el Rey entró, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta: “Amigo”, le dijo ¿Cómo que has entrado aquí sin el traje de fiesta?  El Otro permaneció en silencio- Eso dice el Evangelio.

Dios invita al banquete a compartir con su Hijo Jesús, el banquete de la Eucaristía

Ahora, ¿quién nos quiere decir esto? ¿Quién es el Rey? Dios, Dios Padre. ¿Quién es el Hijo? Jesús. Por lo tanto, Dios invita al banquete a compartir con su Hijo Jesús. ¿Cuál es el banquete? Podemos llamar este momento de la Eucaristía. Todos estamos invitados a participar de este banquete de la Eucaristía, pero seguro la respuesta está, como dice el Evangelio, hay algunos que se han ido al campo, otros que están preocupados en los negocios, otros que están haciendo otra cosa, otros que dicen, bueno, si tengo tiempo, voy, si me da tiempo en la noche voy a ir a la misa. Siempre hay excusa. Siempre hay excusa cuando se trata de este banquete que ofrece el Señor.

Señor invita, pero no obliga, somos nosotros que ponemos excusas

Nosotros acá sabemos, en Santa Cruz, un pueblo fiestero, ¿qué se va a faltar a cualquier fiesta que le inviten? Cuanto más una boda. Pero cuando se trata, en este sentido, de esta invitación del Señor, ponemos excusa. Ponemos excusa y aquí vemos que el Señor, pues, que Él nos quiere a todos en esta boda, en este banquete, sin excepción, invita a todos, no quiere que nadie se quede fuera, no quiere que nadie se falte, pero también aquí vemos que el Señor invita, pero no obliga. Eso también es importante, Él invita y cuánto no quisiera que todos estén, pero a nadie le obliga que esté. Por lo tanto, pues, en esa libertad es el que nos deja. Pero sí al final, al final tendrás resultados de todo esto.

Al final de nuestra vida, rendiremos cuenta de nuestra decisión

Aquellos que no han escuchado al Señor, en esa invitación, al final de todo, pues, rendirán cuenta del por qué no estuvieron, el por qué no hicieron caso, el por qué no escucharon al Señor, y ahí es donde viene eso que dice el Evangelio también, los lamentos, el rechinar de dientes. Es decir, que para nosotros ahora, tranquilamente podemos escuchar o no escuchar al Señor, participar o no participar, es decisión de cada uno. Pero al final de todo, al final de nuestra vida, rendiremos cuenta de eso. Entonces, por lo tanto, creo que es importante, que nosotros, tomemos en cuenta esta invitación del Señor y en esa decisión personal, en esa libertad que el Señor nos ha dado, porque así nos creó libres, demos esa respuesta.

“Con todas nuestras preocupaciones, nuestros problemas, no es una excusa, para no participar en la celebración”

El Señor no quiere que nadie se pierda. El Señor no quiere que nadie quede fuera de su reino. El Señor no quiere que nadie se excuse. Pero sí, como personas humanas que somos, siempre faltará alguna excusa. Entonces, por lo tanto, tomemos en cuenta esto que el Señor nos dice, y gracias a ustedes que están aquí, escuchando al Señor, gracias a ustedes que han escuchado esa invitación y están aquí presentes para participar de esta boda del Señor. Con todas nuestras preocupaciones, nuestros problemas que tenemos, creo que todo eso no es una excusa, para no participar en la celebración.

“Estamos preocupados por la Guerra en Israel, la guerra viene por falta de comprensión, por falta de diálogo entre nosotros”

Con tantas preocupaciones, por todo lo que está pasando en Israel, preocupa de verdad, porque todo afecta, y si somos personas de fe, lo que afecta a todos, también a nosotros. Porque podemos pensarnos cómo en este tiempo, a estas alturas de la vida, en estos años, que todavía hay eso de la guerra, y la guerra viene por falta de comprensión, por falta de diálogo entre nosotros. Hay esto, lo estamos viviendo, lo estamos escuchando, y también nos afecta. Por lo tanto, oremos también por esta situación que se está viviendo.

“Es motivo de preocupación la falta de agua en diferentes lugares”

Aquí mismo, en nuestro medio también, hay tantas situaciones que nos preocupan, tantos problemas que tenemos, con toda esta situación que estamos viviendo, por falta del agua en diferentes lugares también, e so también es momento de preocupación. Si bien nosotros tenemos ahora el agua, pues no estamos fuera, que algún momento no lo tengamos. Entonces, esto también es motivo de preocupación, y lo más triste es que aquellas personas, aquellas autoridades que están llamadas a preservar todo esto, son las que quieren destruir, eso es lo más triste todavía. Pero nosotros que realmente sentimos esta necesidad de luchar por aquello elemental, creo que seguiremos en eso. Seguiremos, haremos sentir nuestra voz también de que respetemos la naturaleza.

“También nos preocupa el clima, demasiado calor, no hay lluvia”

Tantos problemas que tenemos ahora, con el clima, demasiado calor, no hay lluvia y aquí podemos cargarle con toda esta culpa a Dios que no manda lluvia, pero esto es resultado de algo que no estamos comprendiendo, es algo que nosotros los humanos estamos dañando la naturaleza, y este es el resultado que tenemos ahora.

“Cada uno vea cómo está cuidando lo que Dios nos ha dado, cómo está cuidando este medio ambiente, cómo está cuidando el aire que respiramos, qué respuesta estamos dando”

Es una llamada de atención, cada uno vea que hay un problema, cada uno vea cómo está cuidando lo que Dios nos ha dado, cómo está cuidando este medio ambiente, cómo está cuidando el aire que respiramos, qué respuesta estamos dando. ¿Vamos a seguir así? ¿Lamentándonos sin hacer nada? Porque en ese momento también, para poder sentir nuestra voz, y no solamente nuestra voz, sino también nuestros actos, nuestras acciones, hagamos algoHagamos algo cada uno donde se encuentra, cuidando este medio ambiente, cuidando lo que Dios nos regale, Dios nos ha puesto en medio de este jardín, que es la creación, la naturaleza, y nosotros, ¿cómo lo estamos cuidando?

“Todos deberíamos tener el traje de la reconciliación, el traje de la paz, el traje del amor, el traje de la comprensión, el traje del perdón”

Hemos escuchado aquí que cuando entra el rey, encuentra a este invitado sin el traje. ¿Cuál es el traje que tendríamos que tener? Es el traje de la reconciliación, el traje de la paz, el traje del amor, el traje de la comprensión, el traje del perdón. A eso nos invita el Señor. Pongámonos ese traje para ser dignos de participar de este banquete, de esta boda que el Señor nos invita.

“Nos quejamos a veces de todo, pero ¿qué hacemos nosotros para mejorar?”

Cada uno de nosotros, revisemos también nuestra vida, ¿cómo estamos? Ahorita mismo los que estamos aquí, ¿yo tengo el traje? ¿Soy digno de participar de este banquete? ¿No tengo odio? ¿No tengo rabia? ¿No tengo rencor? ¿Soy capaz de perdonar? ¿Me he puesto el traje adecuado? A esto nos invita el Señor. Y cada día tendríamos que escucharle, no esa invitación que nos hace detenernos aquí, pero también nos invita que veamos nuestro comportamiento, nuestra situación, nuestra actitud, en fin, tantas cosas que podemos revisar en nuestra vida. Nos quejamos a veces de todo, pero ¿qué hacemos nosotros para mejorar? Esto tenemos que tener en cuenta hoy.

“El Señor nos llama, a una conversión sincera, verdadera, una conversión en la cual todos podemos ser dignos de participar del Banquete”

Que el Señor nos acompañe, pues, y nos escuche siempre, que Él nos ayude para poder seguir mejorando, escuchándole a Él, les invito a todos nosotros que podamos revisar nuestra vida, y es el tiempo, que el Señor nos llama, la conversión. La conversión sincera, una conversión verdadera, una conversión en la cual todos podemos ser dignos de participar. En la cual de verdad sintamos la necesidad de acercarnos al Señor.

Dejemos de lado todo aquello que nos impide acercarnos a la otra persona que es imagen de Dios. Dejemos de lado nuestro malo entendimiento, nuestros rencores, nuestra envidia. Dejemos de lado aquello que solamente nos miramos a sí mismo. Pelea entre grupos, pelea entre personas. La persona, a veces, viene justamente de esto, de querer tener las cosas para sí mismo, las ambiciones, la ambición a veces de algunos es que lleva a pelea con otros, y eso no puede continuar así. Nos estamos destruyendo nosotros mismos como personas.

“El Señor nos dice, quiero que se pongan el traje, ese traje de la paz, el traje del amor, el traje de la reconciliación, el traje del perdón”

El Señor nos dice, basta con esto, basta con esto. Quiero que se pongan el traje, ese traje de la paz, el traje del amor, el traje de la reconciliación, el traje del perdón, el traje de ver a los demás igual que tú, no que lo veas menos que tú. No solamente que te mires a ti mismo para sacar ventaja a costa de los demás; eso no puede ser.

El Señor nos dé la fortaleza en este día, de mirar también nuestra vida, comportamiento, nuestra responsabilidad con la naturaleza, con el medio ambiente, y podamos ponernos ese compromiso de decir, voy a empezar a hacer las cosas mejor y voy a empezar a cuidar esta casa común, este ambiente que el Señor me ha dado. Así sea.

FUENTE CAMPANAS

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