Santa Cruz demostró que las calles son promotoras de cambios estructurales.

P. Guillermo Siles Paz, OMI

Estamos en la calle por culpa del gobierno, este slogan, que muchas veces los escuchamos, es la pura verdad, porque las mentiras, la agresión y el no escuchar la voz del pueblo, hace que las calles sean la respuesta. El gobierno tenía la sarten por el mango. Tenían el poder y la potestad de responder al pedido del pueblo. Pero la tozudez y soberbian no les ayudo a responder diligentemente.

Hoy la situación en Santa Cruz sigue igual, ya casi llegando al mes. El paro continúa hasta que Asamblea Legislativa Plurinacional garantice la distribución de recursos, la redistribución de escaños de acuerdo a los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda. Así tener un nuevo patrón electoral saneado.

Mientras tanto la tensión contigua, en especial en el plan 3000, ahí por la noche, se tiran petardos, piedras y la policía interviene para apaciguar. Es la zona de mayor conflicto. En otros lugares, no pasa nada. El paro está muy activo y tranquilo. La mayoría de la población hace algunas compras por la mañana, porque algunos mercados y tiendas de barrio se abren, y al final de la tarde salen a los puntos de bloqueo.

Para muchos, los barrios se volvieron espacios de convivencia, creando un ambiente especial, porque no solo están en el punto de bloqueo, sino tratan de explotar algunas acciones creativas de juegos, cantos, dinámicas, zumba y rezos. 

No podemos ignorar que, en los últimos días, la discusión pasó, de un tema cívico a un tema político, y esto pienso que tardará varios días hasta ser resueltos. Pero lo interesante, es reconocer como las calles pueden incidir en las estructuras del poder la definición del conflicto.

A este ritmo, creo que el paro puede durar mucho tiempo. Claro, uno se pregunta y los pobres, vulnerables, de los barrios periféricos, los que viven del día, que estarán haciendo para sobrevivir. No se tiene mucha información a este nivel.

Al final del paro y cuando se hagan las evaluaciones. Todos nos daremos cuenta de las consecuencias del problema, porque no hubo movimiento económico, no hubo producción cotidiana. Las respuestas serán dadas con más cuidado, tal vez los ahorros se terminarán y eso afectará en el futuro. Un sacrificio que no está en cuestión, sobre todo en los sectores productivos o en los agentes de desarrollo.

Por otro lado, creo que es un tiempo de aprendizajes. Cada día hay una novedad más. Tal vez muchos desconocían los procedimientos jurídicos, o la forma en cómo operan los poderes. Pues ahora con qué facilidad, la población se da cuenta de sus derechos y obligaciones. Además, de ver cómo la policía viola permanentemente los derechos humanos.

En este proceso de aprendizajes, también está, el ejercicio democrático. En estos días se logró un avance substancial en la democracia. Porque cuando el Estado, a través de sus estructuras no logran hacerla funcionar, la voz del pueblo sale a defender y expresa su poder. Y lo hace sentir. 

El pueblo aprendió a organizarse, a diseñar la estrategia de la rotonda, la presencia en las redes y dar las consignas para hacer respetar las decisiones. Aprendió a escuchar y debatir sobre los temas cotidianos. Muchas veces el tema político social, no eran parte de las discusiones grupales y barriales. Muchos consideraban, que esto era para los ociosos. Sin embargo, hoy son conscientes del poder ciudadano, el ciudadano es protagonista de su desarrollo y de la participación activa, que puede producir cambios substanciales. El decir trabajar juntos y pensar juntos, puede generar otra mirada de país. Por eso la democracia real está en los ciudadanos. No es suficiente conformarse con las urnas. Esas pueden ser mentiras y además manipuladas o fraudulentas. La democracia real, es cuando el ciudadano, consiente de sus derechos y obligaciones, participa para la consolidación de los cambios y del cambio de estructuras. “Guawa que no llora, no mama”, por eso las calles hoy son una respuesta clara a su derecho democrático. Esta acción es una gran fortaleza, que hace crecer el espíritu de compromiso.

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