Mons. Oscar Arnulfo Romero: El Santo de todos.

El fin de semana estuvieron Obispos de países centroamericanos en El Salvador en una Misa de acción de gracias por San Oscar Arnulfo Romero En la Catedral Metropolitana del Divino Salvador del Mundo, el domingo 28 de octubre el obispo auxiliar de San Salvador, cardenal Gregorio Rosa Chávez, recordó la figura de Mons. Romero, las palabras del Papa Francisco en ocasión de la canonización del nuevo santo, y dedicó palabras de aliento para cada uno de los países centroamericanos.

San Romero, dijo, visitó a tantos pobres, y pocas casas de gente millonaria, querías a todos, moriste por todos, dijo el purpurado. En Roma, una estatua lo muestra con los brazos abiertos, es el santo de todos, “los que te amaron y los que te odiaron. Los que caminaron contigo tanto tiempo creyendo en ti. Y lo que te llenaron de ultrajes y calumnias”. Somos una familia, dijo el cardenal Rosa Chávez, que quiere reconciliarse en la verdad y en la justicia.

El pueblo de Dios sabe olfatear la santidad, por eso creyó en Romero

El pueblo de Dios, creyó en san Romero, porque el pueblo de Dios, sabe olfatear donde hay santidad. Y este es un reto de todos, la santidad.  “Y también el Papa Francisco cree tanto en ti, que quiso llevar tu cíngulo manchado de sangre en la misa de tu canonización”, añadió el cardenal, y recordó las palabras que dijo sobre el santo el Papa Francisco: “Es hermoso que junto a Pablo VI, y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos. Ese es Romero, un hombre apasionado de Dios”.

El lunes siguiente de la Misa de Canonización, el Papa pidió que el Santo Obispo Romero, ayude al pueblo salvadoreño a ser una familia unida. Al respecto, el cardenal Rosa Chávez retó al pueblo a ser hermanos en la verdad y en la justicia. Mons. Romero, es verdadero, dijo, pastor de todos, ovejas y lobos. Hay que reconciliarse en Oscar Romero, dijo el cardenal, y al referirse a cada uno de los países centroamericanos, dijo, tu casa es cada uno de los países de Centro América. “Hay una casa en llamas en Nicaragua, hoy hemos rezado por Nicaragua y por sus pastores. Una casa en angustia en Honduras con esa larga caravana buscando un futuro mejor, estamos rezando por ellos. Una casa que está de júbilo porque tuvo dos beatos mártires, un sacerdote y un catequista, te felicito Guatemala. Y esta casa somos nosotros, Oscar bienvenido a tu tierra”.

Mons. Escobar: Perdón por quien te difamó

Por su parte, Mons. José Luis Escobar, arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador, en su homilía agradeció al Papa Francisco, por su gran amor a Mons. Romero y por canonizarlo. En medio de este júbilo, dijo el prelado, quiero hacer un acto de justicia, públicamente pido perdón en nombre de aquella parte de la Iglesia que maltrató a Mons. Romero y lo difamó. 

Entre esos, dijo, sus hermanos obispos, sacerdotes y laicos, que lo abandonaron y atacaron en una actitud antievangélica y no sólo en vida, sino aún después de su muerte martirial. Pedimos perdón al santo Pueblo de Dios, por todo el escándalo que esa actitud injusta le causó. Por otra parte, Mons. Escobar hizo un público reconocimiento y agradeció a todos aquellos que sí supieron responder a ese momento histórico de salvación, dando fiel testimonio de su fe, al lado de Mons. Romero. Entre ellos, las hermanas Carmelitas de Santa Teresa, y el antes arzobispo metropolitano de la capital, Mons. Arturo Rivera y Damas, y al cardenal Gregorio Rosa Chávez entre otros.

Denuncias contra la injusticia

 El arzobispo de San Salvador pidió al gobierno del país, que se establezca en el pensum de los alumnos del tercer ciclo y de bachillerato, la materia, la persona y el magisterio de Mons. Romero. E invitó a todos a unirse en torno al santo, y aponer en práctica su doctrina, para que, siguiendo las huellas del nuevo santo, el Salvador luche por la justicia:

“Me pregunto qué diría San Oscar Romero a los salvadoreños, en este momento histórico que vivimos, y me parece imaginariamente, escuchar su voz fuerte y profética que condena el gran afán homicida de privatizar el agua. Afán homicida que lamentablemente existe en algunos y persiste. Hagamos uso de nuestros derechos ciudadanos, luchemos todos para que el derecho humano al agua les sea respetado a todos los salvadoreños”.

El pobre es cada vez más pobre

El Prelado, lanzó otra denuncia, esta vez sobre las pensiones y los impuestos existentes en el país: “También me parece escuchar de Mons. Romero su fuerte denuncia sobre la grave injusticia de nuestro sistema de pensiones, que perversamente está diseñado para que los trabajadores al jubilarse vivan en la miseria, y que las agencias administradoras de los fondos de los trabajadores, tengan ganancias millonarias, lo cual es una gravísima injusticia que clama a Dios. Ese sistema injusto debe ser sustituido por uno que en verdad esté en favor de los trabajadores. Me parece también que la voz de Mons. Romero denunciaría y denuncia la gran cantidad de impuestos en nuestro país, y qué con todos ellos, se cargue a nuestro pueblo pobre en un sistema tributario regresivo, que obliga a pagar más a los pobres sin excepción dejando libres de algunos impuestos a las personas que más dinero tienen y permitiéndoles además la evasión y la deducción de otros impuestos. Y de esta forma se condena al pobre a ser cada vez más pobre”.

Derecho a migrar y derecho al asilo

Mons. Escobar, tuvo palabras de denuncia, también contra la injusticia que se vive en Centro América, sobre todo contra los migrantes: “Y es fácil en nuestra imaginación, escuchar la voz de Mons. Romero en este momento defendiendo con valentía los derechos de los migrantes de Centro América y del mundo. Nuestros hermanos migrantes son personas nobles, honestas y trabajadoras, su único crimen por así decir, es ser pobres. Pero los pobres son los preferidos de Dios, emigran porque se ven obligados a emigrar por las injusticias, tales las hemos señalado, y otras más”.

Por último, el arzobispo de San Salvador, recordó que la movilidad de la persona es un derecho humano invulnerable. Ellos tienen derecho a migrar, tienen derecho a refugio, y tienen derecho al asilo. Es un deber de humanidad, proteger y ayudar al migrante. “Agradecemos a los que están ayudando a las Caravanas de Migrantes centroamericanos, y pedimos a los estados que no se les criminalice, que no se les atropelle sus derechos. Sino que se les respeten sus derechos y que se les ayuden”. Dijo el prelado y pidió que cómo Pueblo de Dios, se eleven las oraciones a Dios, por intercesión de “nuestra Señora la Reina de la Paz, Patrona de la paz, y por intercesión de nuestro amado Santo, Mons. Romero, que Dios nos conceda la gracia de trabajar juntos por el cese de la exclusión social de la inequidad, la impunidad de la violencia y nos conceda de esa forma obtener la paz social que tanto anhelamos”.

Trabajo de Comisión Internacional del Trabajo

El segundo tema que el Arzobispo participa es N°82 del programa dedicado al Informe del Derecho Internacional Comisión sobre los trabajos de su septuagésimo período de sesiones (Grupo II).

La Misión Permanente de la Santa Sede insta a la ONU a que los Estados garanticen el cumplimiento de todas las disposiciones penales sobre la separación, la agresión, la subyugación, la esclavitud, el exilio forzoso, la trata de personas, la limpieza étnica y otros crímenes de lesa humanidad.

“El enjuiciamiento de los crímenes de lesa humanidad, es un asunto de suma preocupación. En ese sentido, la Santa Sede llama en los términos más enérgicos, para la prevención de tales actos, el enjuiciamiento de quienes los cometen y la protección de sus víctimas, e insta a todas las naciones a respetar su deber para con la humanidad de proteger y apoyar a las personas en situaciones vulnerables”.

Acogida a migrantes y protección a refugiados

Por último, Monseñor Auza exhorta a que todos los Estados puedan brindar la acogida y protección a los migrantes que dejan sus naciones por causas de persecución religiosa, violación de derechos humanos o crisis humanitaria.

“Los Estados deben dar la bienvenida a las migrantes que huyen por crímenes contra sus derechos y no deben deportar aquellos refugiados a los lugares de origen que podrían ocasionar el fin de su existencia. La Santa Sede alenta los esfuerzos de la Sexta Comisión por desarrollar una nueva convención para prevenir y castigar los crímenes de lesa humanidad a través de la codificación del derecho consuetudinario existente y la promoción de la cooperación judicial internacional”, finaliza. Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

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