Cuaresma tiempo de ser y vivir como hijos de Dios dejando a un lado los criterios de este mundo

En la mañana de hoy el Arzobispo de la Iglesia de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti, puso encapie que no queda dudas Jesús es el Cristo y por lo tanto la transfiguración nos da el verdadero signo de la revelación. Pero además que circunscribe a Jesús como el liberador de la humanidad.  Desde ahí Jesús es el único camino que lleva a la gloria, pero que pasa por la cruz.

 

Homilía de Mons. Sergio Gualberti

Arzobispo de Santa Cruz

Pronunciada en la Catedral de San Lorenzo Mártir

Marzo 17 de 2019

 

La montaña, lugar preferido de Jesús para hacer oración y estar cerca del Padre.

Este 2do. domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta la Transfiguración de Jesús al inicio de su camino a Jerusalén, hacia su pasión, muerte y resurrección, hecho anunciado ocho días antes a sus apóstoles. Jesús sube al monte Tabor, la montaña es su lugar preferido para hacer oración y estar más cerca del Padre. Lo acompañan Pedro, Juan y Santiago, los apóstoles testigos de los momentos más importantes de la vida pública del maestro, los que también estarán más de cerca de él en la huerta del Getsemaní.

La transfiguración de Jesús, signo de la gloria del mundo divino al que pertenece como enviado del Padre

Mientras Jesús está en oración, su rostro y toda su persona se transfiguran, resplandeciendo de una luz muy intensa, signo de la gloria del mundo divino al que pertenece como enviado del Padre. A su lado aparecen Moisés y Elías, representantes respectivamente de la ley y los profetas, que dialogan acerca de la pasión y muerte de Jesús ya próximas, cumplimiento del plan de salvación.  

Moisés y Elías anuncian que Jesús establece la nueva alianza no en base a la ley, sino al amor

De pronto una nube los cubre a todos y Moisés y Elías, los dos testigos del A.T., desaparecen a indicar que Jesús, desde ese momento, es el nuevo y definitivo legislador y profeta, el liberador que con su entrega en la cruz va a encabezar el nuevo éxodo, la liberación de la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muerte, aquel que establece la nueva Alianza no en base a la ley, sino en base al amor.

Dios revela a los discípulos el corazón del misterio de Jesús: “Este es mi Hijo”

De pronto una voz sale de la nube: “¡Este es mi hijo, el Elegido. Escúchenlo! ”. Con estas solemnes palabras, las mismas que resonaron en ocasión del bautismo de Jesús en el río Jordán, el Padre revela a los tres discípulos el corazón del misterio de Jesús:Este es mi Hijo”. El hecho que el mismo Dios Padre testimonie que Jesús de Nazareth es verdaderamente su Hijo, es decisivo para la fe mucho más que la experiencia de los discípulos. En él se cumple en plenitud y para siempre la promesa de la salvación anunciada a lo largo de la historia de Israel por los antiguos profetas.

Jesús es la palabra del Padre hecha carne, el Evangelio de la vida, del amor

Esta manifestación pone a los apóstoles en condición de entender la relación única, total y centrada en el amor, existente entre Padre y el Hijo. Jesús es la Palabra del Padre hecha carne, el Evangelio de la vida, del amor y de la salvación. El testimonio de Dios concluye con un mandato: “Escúchenlo”, mandato que tiene vigencia para los discípulos de todos los tiempos, también por nosotros. El misterio de Dios ya está todo en su Hijo Jesús y no hay ni habrá otra revelación, la Voz se ha vuelto en Jesús el rostro visible del Padre. Por eso, escuchar a Jesús es escuchar, acoger e interiorizar la Palabra del Padre, Palabra que transforma de raíz nuestro modo de ser y nuestra vida.

La transfiguración de Jesús representa la Gloria del Padre y el Señorío eterno sobre la humanidad y el universo

 “Cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo”. ¡Sí! Él “está solo porque él solo tiene que subir a Jerusalén, a él le toca cumplir el designio de Padre que pasa por la pasión, muerte y resurrección. Es su hora, la hora de nadie más. La escena de la transfiguración de Jesús, llena de luz y al mismo tiempo misteriosa, representa anticipadamente la suerte que le espera después de su muerte: la Gloria del Padre y el Señorío eterno sobre la humanidad y el universo.

Y los tres discípulos, a pesar de su condición de mortales, tienen el don de gozar por adelantado de la visión de la gloria del Hijo de Dios: ““Maestro, que bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Es tanta la alegría e intensidad de la experiencia que Pedro busca anticipar los tiempos y atrapar para siempre la manifestación gloriosa de Cristo sin pasar por la cruz. Sus palabras dan a entender que no ha comprendido el significado verdadero de lo que está pasando: “Él no sabía lo que decía”. Parecería que ya ha olvidado lo que Jesús había dicho unos días antes: “El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por la autoridades… le quitarán la vida y al tercer día resucitará”.

El único camino que lleva a Jesús a la gloria, pasa por la cruz

No quedan dudas: el único camino que lleva Jesús a la gloria pasa por la cruz. A nosotros seguidores de Jesús nos cuesta entender y asumir esta realidad de sacrificio y de dolor, porque  pensamos que sería más fácil creer en Dios y ser buenos cristianos, si Jesús se manifestaría triunfante y glorioso. Sin embargo, su transfiguración no borra lo afirmado por Él: “Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”, de la misma manera que él ha hecho.

El don de la Fe nos ayuda a descubrir que Jesús nos acompaña y sostiene nuestro camino

Esto implica un cambio radical en nuestra manera de pensar, de actuar y de vivir, como hemos escuchado al inicio de la cuaresma al momento de recibir las cenizas sobre nuestras cabezas: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Convertirnos es centrar nuestra vida en la persona de Jesús y en su Evangelio, rumbo certero y firme que orienta toda nuestra existencia. Solos no podemos dar este paso decisivo en nuestra vida, hace falta que el Señor purifique nuestra mirada interior y nos conceda el don de la fe, para descubrir que él está a nuestro lado como el amigo que nos acompaña y nos sostiene en nuestro camino de fe.

Al final de nuestra peregrinación nos espera la gloria de la transfiguración, vida y felicidad eterna

La transfiguración de Jesús, llena de alegría y da la fortaleza a los tres discípulos para poder seguirlo en el camino a Jerusalén, hacia su pasión, muerte y resurrección. Como ellos, también nosotros estamos llamados a poner nuestra confianza en Él, aun cuando tenemos que cargar las cruces de la vida porque, lo que nos espera al final de nuestra peregrinación terrenal no es la nada de la muerte sino la gloria de la transfiguración, de la vida y felicidad eterna en Dios Padre.

Cuaresma tiempo de ser y vivir como hijos de Dios dejando a un lado los criterios de este mundo

Jesús, que por la resurrección ha alcanzado la gloria definitiva, nos sostiene en nuestro camino y mantiene viva la esperanza que “Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso” como dice San Pablo a los cristianos de Corinto.

Vivamos esta cuaresma con la certeza de que es posible transfigurarnos en imagen de Dios, no por nuestra obra sino por obra del Espíritu Santo. Es el tiempo propicio para transformar nuestro modo de ser y vivir como hijos de Dios dejando a un lado los criterios de este mundo, dispuestos a entregar nuestra vida junto a Jesús.

Los discípulos de Jesús creen en el amor, paz y luchan contra la violencia.

Hay una gran necesidad de cristianos testigos de la Transfiguración del Señor, de la vida nueva en Cristo, del amor y de la paz en nuestra sociedad boliviana y en el mundo. Discípulos de Jesús que creen en el amor y la paz, que luchan en contra de la violencia que cada día disemina víctimas inocentes, particularmente mujeres y niños.

Nos solidarizamos con el pueblo de Venezuela, Brasil y Nueva Zelanda 

Esta misión es la que nos motiva a elevar nuestras oraciones a Dios y a  solidarizarnos con los grandes sufrimientos del pueblo hermano de Venezuela, con el luto del Brasil por el asesinato, esta semana, de 10 adolescentes por mano de dos compañeros de colegio y con Nueva Zelanda anonadada ante la matanza de 49 musulmanes mientras oraban en la mezquita, por obra de un grupo de anti-migrantes y anti-islámicos fautores de la ideología supremacista y racista.

Que no cedan el futuro de las nuevas generaciones a los aprovechadores

Hechos como estos, nos apremian a luchar a favor de la vida y de la paz, testimoniando que la transformación de nuestro mundo es posible. Al respecto, ha sido significativa la primera manifestación global por el cambio climático, lanzada por una chica de 16 años, que el día viernes, ha visto miles y miles de jóvenes en casi todas las naciones del mundo marchar pidiendo a los políticos que no cedan el futuro de las nuevas generaciones a los aprovechadores y que la salvaguarda de la tierra, la casa común, sea su prioridad absoluta. Agradecidos por el ejemplo de esos jóvenes, seamos también nosotros testigos valientes de la presencia transfiguradora del Señor sembrando, cada día y en todos los ámbitos de nuestra existencia, esperanza, amor y vida.

 

Amén

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