El papa Francisco dijo: una fe sin dudas no va.
El Corriere della Sera anticipa extractos del nuevo libro-entrevista de Don Marco Pozza con el Papa dedicado a los vicios y las virtudes: «Las crisis de fe revelan la necesidad de entrar cada vez más en la profundidad del misterio de Dios». El diluvio bíblico y lo que nos arriesgamos a ver «si seguimos por el mismo camino»
 
«De vicios y virtudes» (editorial Rizzoli) es el título del nuevo libro-entrevista del padre Marco Pozza con el Papa Francisco que saldrá a la venta el 2 de marzo. El capellán de la cárcel de Padua habló con el Pontífice para un programa de televisión que se ofrecerá próximamente en el canal Nove y que se desarrolla a través de 7 episodios dedicados a la comparación entre los vicios y las virtudes. El contenido del libro fue anticipado hoy por el periódico italiano Corriere della Sera. El hilo de la reflexión sigue la representación de las siete virtudes y los vicios opuestos que Giotto pintó en la Capilla Scrovegni: justicia/injusticia, fortaleza/inconstancia, templanza/ira, prudencia/stolencia, fe/infidelidad, esperanza/desesperación, caridad/celos. Francisco dice: «Hay gente virtuosa, hay gente viciosa, pero la mayoría es una mezcla de virtudes y vicios. Algunos son buenos en una virtud, pero tienen algunas debilidades. Porque todos somos vulnerables. Y esta vulnerabilidad existencial debemos tomarla en serio. Es importante saberlo, como guía de nuestro camino, de nuestra vida».

La ira y el acoso (bullying)

La ira destruye», explica el Papa en el libro. «La ira es una tormenta cuyo propósito es destruir. Piensa en el bullying entre los jóvenes. El acoso escolar hoy en día es terrible. Está muy presente en las escuelas. Incluso los más pequeños tienen la capacidad de destruir al otro. (…) El bullying surge cuando, en lugar de buscar la propia identidad, se menosprecia y ataca la identidad de los demás. Y cuando en los grupos de jóvenes, en la escuela, en los barrios hay episodios de agresión, de acoso, vemos la pobreza de la identidad de los que agreden. La única manera de «curarse» del bullying es compartir, convivir, dialogar, escuchar a los demás, tomarse tiempo porque es el tiempo el que hace la relación. Cada uno de nosotros tiene algo bueno que dar al otro, cada uno necesita recibir algo bueno del otro».

El diluvio bíblico y el riesgo que corremos

Francisco habla entonces de la ira de Dios, que «es contra la injusticia, contra Satanás. Se dirige contra el mal, no el que proviene de la debilidad humana, sino el mal de inspiración satánica: la corrupción generada por Satanás, detrás de la cual van hombres individuales, mujeres individuales, sociedades enteras. La ira de Dios pretende hacer justicia, «limpiar». El diluvio es el resultado de la ira de Dios, la Biblia lo dice. Es una figura de la ira de Dios, que según la Biblia ha visto demasiadas cosas malas y decide acabar con la humanidad». El Papa explica que la narración bíblica, según los exegetas y biblistas, «es un relato mítico. Pero el mito es una forma de conocimiento». Mientras que para los arqueólogos «el diluvio es un relato histórico porque encontraron rastros de una inundación en sus excavaciones». Una gran inundación, quizá debida al aumento de la temperatura y al deshielo de los glaciares: lo que ocurrirá ahora si seguimos por el mismo camino. Dios desató su ira, pero vio a un hombre justo, lo tomó y lo salvó. La historia de Noé muestra que la ira de Dios también es salvadora».

Prudencia

Francisco habla entonces de la prudencia. «Para algunos, la prudencia sería una virtud pura, sin contaminación. Es como si fuera un entorno esterilizado. La prudencia, sin embargo, es la virtud del gobierno. No se puede gobernar sin prudencia, al contrario. Quien gobierna sin prudencia gobierna mal y hace cosas malas, toma malas decisiones, que destruyen al pueblo, siempre. La prudencia en el gobierno no siempre es equilibrio. A veces la prudencia debe ser desequilibrada, para tomar decisiones que produzcan cambios. Pero la prudencia es una virtud esencial para quienes gobiernan: los hombres son apasionados, y hace falta algo que nos diga «para, detente y piensa». No es tan fácil tener prudencia. Hace falta mucha reflexión, mucha oración, pero sobre todo hace falta empatía. El aséptico, digamos el que nunca se ensucia, el que se lava con el desinfectante, no es la verdadera persona prudente. La prudencia va de la mano de la simpatía, de la empatía, por las situaciones, las personas, el mundo, los problemas (…)»

La fe y las dudas

Significativo, entre los extractos del libro anticipado por el Corriere della Sera, es también el dedicado a las dudas que pueden acompañar la vida del creyente. «¿Puede la fe crecer de la mano de la duda?», se pregunta el Papa Francisco. «Sucede porque somos humanos, y la fe es un regalo tan grande que, cuando lo recibimos, no podemos creerlo. ¿Será posible? El diablo te pone dudas, luego la vida, luego las tragedias: ¿por qué Dios permite esto? Pero una fe sin dudas no va. Piensa en Santa Teresa del Niño Jesús: ¿crees que no tuvo dudas? Lee el final de su vida. Dice que en los momentos más feos de su enfermedad pidió que le llevaran agua bendita a su cama, que le llevaran la vela bendita para ahuyentar al enemigo. El problema es cuando no se tiene paciencia. ¿Estaba Jesús hombre, en el Huerto de los Olivos, contento? «¿Por qué me has abandonado? Pensar en ser abandonado por Dios es una experiencia de fe que han tenido muchos santos y también muchas personas hoy, que se sienten abandonadas por Dios, pero no pierden la fe. Custodian el don: en este momento no siento nada, pero guardo el don de la fe. Al cristiano que nunca ha pasado por estos estados de ánimo le falta algo, porque significa que se conforma, se acomoda. Las crisis de fe no son fracasos contra la fe. Por el contrario, revelan la necesidad y el deseo de entrar cada vez más en las profundidades del misterio de Dios. Una fe sin estas pruebas me hace dudar de que sea una fe verdadera».

 

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