«Es desesperante ser médico y no poder ayudar por carencias»

Médicos advierten del colapso en el sistema de salud y la indefensión del personal. Hospitales carecen de equipos y recursos humanos para afrontar la segunda ola.

Para los profesionales destinados a salvar vidas, la pandemia ha significado el mayor golpe: no sólo arriesgan su vida cada día en la primera línea contra el virus sino también se ven impotentes para ayudar a sus pacientes ante la carencia de equipos e insumos.

“Para nosotros es un trauma no poder ayudar a los enfermos”, dice el doctor Luis Larrea, presidente del Colegio Médico de La Paz. Cuenta que cuando un paciente enfermo de Covid-19 llega a los hospitales,   le dan 15 libras de oxígeno para intentar que respire. 

“Es como meterle  un ventilador al cuerpo, pero sólo el 30% llega a sus pulmones. Ahí es cuando te entra la desesperación y te preguntas: ¿qué hacemos?,  ¿cómo lo salvamos?”, relata.

La situación crítica afecta tanto a pacientes como a personal de salud. Hasta el 21 de enero de 2021, la segunda ola de la pandemia se había llevado la vida de 19 galenos de La Paz, según el reporte del Colegio Médico.

“Las condiciones mejorarían si esos pacientes hubiesen tenido un tratamiento anticipado, si se hicieran más pruebas,  si se les hubiese hecho un tratamiento de oxígeno”, lamenta Larrea.

La solución, según explica, no está en esperar la vacuna ni en  sólo tener un diagnóstico. La gente llega desesperada. Algunos no encuentran terapia intensiva, pese a su intensa búsqueda y deciden llevar a su familiar a casa, dónde lo más probable es que pierda la vida.

“No sabes lo desesperante que es ser médico en este momento, porque no puedes ayudarlos. No puedes entubarlo porque necesitas un monitor, no hay equipos. No es cuestión de aguantar o resistir”, añade el galeno.

En el departamento de Santa Cruz  la situación también es grave. Desde que comenzó la segunda ola, el 26 de diciembre, han muerto 20 médicos. “Las condiciones son las mismas que hemos vivido desde un inicio de la pandemia. Siempre han faltado los recursos humanos y los espacios físicos”, señala el presidente del Colegio Médico de Santa Cruz, Wilfredo Anzoátegui .

Cuenta que por esas falencias no es posible   internar a un paciente con urgencia. Además, señala que tampoco se brinda un seguro para los galenos  ni se les paga un sueldo justo, pese a que  arriesgan su vida. 

En el caso de Cochabamba, no se tiene un reporte actualizado del personal de salud que falleció por Covid,  pero son aproximadamente siete: tres médicos, tres trabajadores y una  auxiliar de enfermería, según señaló el Director del Sindicato de Ramas Médicas (Sirmes), Carlos Nava.  

Además, en ese departamento hay  más de 50 casos positivos entre médicos y enfermeras,  quienes  están con baja médica. “Se han contagiado en sus fuentes de trabajo. Estamos desprotegidos, sin equipo de bioseguridad, sin medicamentos y  sin insumos”, reclama Nava.

La crítica situación también provoca muertes que no fueron por la   Covid-19. Es el caso del doctor  José Ricardo Taboada, reconocido cardiólogo de La Paz.

 El tenía una enfermedad que se llama síndrome de Marfan, Por eso en su vida se sometió a varias cirugías. Pero esto no le impidió estudiar cardiología en Bolivia y el exterior. 

Recientemente, tuvo una caída que no fue atendida debidamente. “La causa principal de la muerte de mi hermano no fue por Covid, pero obviamente fue afectado por esto. A él se le debía  hacer una cirugía para reemplazar una prótesis”, cuenta  Vivian Daniels, la hermana.

El doctor Taboada había sufrido una hemorragia y, como no se contaba con los insumos necesarios, murió. Fue despedido con  honores del Hospital Obrero, pues inspiró a mucha gente. 

“Cuando él tenía 22 años lo diagnosticaron con ese síndrome y le dieron dos meses de vida”, narra Vivian. Se salvó gracias a una cirugía a corazón abierto. Luego, él usó su experiencia como motivación para ser cardiólogo.

Otra gran pérdida en La Paz fue la del doctor René Eliodoro Espinoza Guarachi, que falleció el 13 de enero. Su hermana Angélica cuenta cómo  él era “ el médico de todos”, en su familia.

Espinoza trabajaba en el Hospital La Paz  por la mañana y, por la tarde, en la Plaza Eguino. Tenía 60 años, pero siempre atendía las consultas en su trabajo o en su zona. La gente acudía a él.

“Murió por Covid, se contagió en el hospital. Volvió de vacaciones el 21 de diciembre, trabajó unos días  y ya se puso mal” cuenta Angélica Espinoza. 

Entre lágrimas recuerda que desde niño quiso ser médico. Se inspiró por su padre enfermero. “Ahora mi mamá está mal. Tiene 94 años No sabemos a dónde acudir”, lamenta. 

FUENTE: PAGINASIETE

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