Al día siguiente de su nombramiento, en entrevista con Vatican News, el obispo de Huehuetenango no duda un instante en señalar sus prioridades hoy en día. Es que hay una realidad que está allí y a la cual hay que darle respuesta: la realidad de los descartados
El pueblo fiel de Dios en Guatemala celebra a su nuevo cardenal Álvaro Ramazzini, Obispo de Huehuetenango, cuyo episcopado ha estado marcado por la lucha por los migrantes y aquella contra la pobreza. De hecho, en las primeras palabras del futuro cardenal a Vatican News, al día siguiente del anuncio del consistorio del próximo 5 de octubre, el obispo de Huehuetenango subraya fuertemente sus prioridades en este momento: la problemática de los migrantes, la lucha contra la pobreza estructural y un diálogo en el país que cancele la polarización existente y ayude a salir adelante.
El futuro cardenal expresa ante todo un “profundo agradecimiento” por la confianza del Papa hacia su persona: “tengo esta gratitud en mi corazón por su confianza en mí para cumplir con esta responsabilidad”, dice. Y cuenta cuáles fueron sus primeras emociones tras el anuncio:
«Primero sentí sorpresa, porque indudablemente yo no esperaba nada de esto. En segundo lugar, después de haber verificado si las informaciones eran verídicas, reflexioné y una primera reacción fue “aquí hay un plan de Dios sobre mi vida que se está manifestando de esta manera”. Siempre he buscado hacer y descubrir lo que Dios me va pidiendo. Entendiendo también las posibilidades, en el caso por ejemplo de un cardenal que está cerca del Papa y puede así llevarle lo que uno vive en su vida pastoral en esta parte del mundo, pensé: “se está abriendo la oportunidad”. Y si bien esto significa más compromiso y más responsabilidad, ésas son mis opciones, y las hice desde el día de mi ordenación sacerdotal primero, y como obispo después, así que ¡adelante!
Los migrantes, en el corazón del pastor
Interpelado sobre cuáles son sus prioridades en Guatemala hoy en día, el futuro cardenal no duda un instante en marcar tres de ellas:
«Antes quiero decirle que el texto del Evangelio de hoy, San Lucas capítulo 4, es uno de los textos que inspiran mi vida. También inspira mi vida el texto del capítulo 25 versículo 32 en adelante de san Mateo. Y en este momento para mí las prioridades en mi país sigue siendo, primero, toda la problemática de los migrantes, todos los que han sido deportados, y lo que les está pasando en las comunidades en los Estados Unidos. De hecho hoy leía un reportaje sobre una redada de más de trescientas personas que acaban de hacer en Mississippi, en donde de nuevo separaron a los papás de los hijos, a las mamás de los hijos… Separan familias, y ahora no se sabe ahora dónde está el papá, si está en una cárcel con el agravante de que muchos no tienen su documento de identidad… entonces para mí eso sigue siendo algo prioritario, el tema migrantes».
Pobreza estructural
Al tema de los migrantes, Monseñor Ramazzini relaciona directamente otro tema prioritario: el de “cómo se puede erradicar la continua y permanente pobreza estructural en el país”. Y esto para que “no se produzca esa violencia de tener que salir del país a la fuerza, porque aquí no hay condiciones de vida digna”.
«Ahora en Guatemala ya no hablamos de la violencia del conflicto armado, pero seguimos hablando de lo que san Pablo VI llamó “la violencia de la pobreza”, de una pobreza estructural».
Diálogo entre sectores
La tercera prioridad en el corazón del futuro cardenal es aquella del diálogo: “que de verdad logremos entablar diálogos en este país para que todos juntos salgamos adelante, porque este país está muy polarizado”. Se trata de una polarización, añade, “que tiene razones históricas”, pero “que hay que cambiar”, “porque no es posible seguir viviendo de esta manera”.
«Por eso es prioritario que de verdad logremos tener un diálogo en donde todos los sectores que queremos cambios en el país, nos sentemos y platiquemos y planeemos juntos estos cambios».
Una realidad a la que hay que darle respuesta: la de los descartados
En las palabras finales del pastor, aquellas de san Juan Crisóstomo y también de san Lorenzo, el diácono de Roma:
«La riqueza de la Iglesia es la gente, y entre la gente los preferidos para Jesús siempre fueron los más excluidos. La palabra que se hizo digamos “clásica” después de Aparecida y que fuera un aporte de la Conferencia Episcopal Argentina– y que el Papa sigue utilizando mucho – es “descartados”, es decir, los que no cuentan para nada, los que ni siquiera están en los límites de la consideración de la sociedad. Para mí esa es realmente una realidad a la cual hay que darle una respuesta», concluye. Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
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