¡Sí a la cultura del ENCUENTRO!

Los Obispos de Bolivia, reunidos en la CXI Asamblea de la Conferencia Episcopal Boliviana en su 60 aniversario de fundación, nos dirigimos a nuestro pueblo boliviano, especialmente a los que sufren, están afligidos y tienen deseos de una vida digna, justa, en paz, solidaria y con oportunidad para todos.

El don de Jesús en su Evangelio nos ofrece el camino de la fraternidad que se realiza en la búsqueda del bien de todos y en la aportación a la construcción de la casa común. Caminando junto al pueblo de Dios vivimos en carne nuestra sus preocupaciones y sufrimientos.

El pueblo sufre cuando sus autoridades dilatan, postergan y provocan incertidumbre sobre temas decisivos que hacen la gestión de un país, porque son precisamente los que nos gobiernan quienes están llamados a garantizar los derechos de todo ciudadano con una actitud de escucha auténtica para una convivencia pacífica, dialogante, con responsabilidad y procurando el bien común.

Con palabras iluminadoras el Papa Francisco nos dice en la carta encíclica Fratelli Tutti (30): “El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; cultura del encuentro, si”.

La coyuntura boliviana actual preocupa a todos por el desencuentro y la confrontación, exacerbada por la violencia desmedida motivada por fines políticos de contraposición, generando como respuesta un aumento de la misma y el quiebre social. Por ello, como Pastores, llamamos a promover entre todos la “cultura del encuentro” a partir de las señales positivas y concretas que nos lleven a cumplir las legítimas expectativas que tenemos como país en un clima de convivencia pacífica y serena, Es un llamado al desarme de posiciones violentas: ¡no avanzaremos nada enfrentándonos como enemigos! El bien de todos debe prevalecer y solo trabajando juntos, superando dificultades y posiciones contrapuestas, podremos vislumbrar un porvenir de país.

Pedimos, en el nombre de Dios, que acabe el hostigamiento entre hermanos bolivianos, y exhortamos. a quienes están llamados a hacerlo que abran espacios auténticos de diálogo, tolerancia y reconciliación, que reaviven la fraternidad entre todos. Pedimos también respeto y garantías para quienes en justicia y derecho disienten de la visión de quienes nos gobiernan para que no sean víctimas de persecución y del uso inapropiado de la justicia.

Instamos a las “Fuerzas del orden” que no sean factores de enfrentamiento y violencia sino que actúen conforme a su misión, protegiendo a la población en su conjunto.

No olvidemos que la esperanza es la virtud que nos pone en camino y nos da fuerza para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables.

Pedimos a las comunidades cristianas que intensifiquen en estos días su oración y su compromiso con la promoción de la cultura de la fraternidad y del respeto a los derechos humanos.

Que la ya cercana Natividad de nuestro Salvador nos encuentre construyendo y trabajando por nuevos y renovados caminos de escucha, respeto, y tolerancia; así podremos aprender a vivir en el perdón y el amor para que aumente nuestra capacidad de convertirnos en personas de paz.

Los Obispos de Bolivia

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