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P. Lucas Casaert, OMI

Vida Del P. Lucas Casaert De Baerdemaeker

El P. Lucas Casaert de Baerdemaeker, nacido en Bélgica un 11 de enero de 1940, recibe sus primeros votos religiosos el 8 de septiembre de 1960 y es ordenado sacerdote el 20 de febrero de 1966, en la ciudad de Gúzeguem, por el entonces obispo Monseñor Van Peteghem de la diócesis de Gante en su país natal.

En su labor de servir a su prójimo, llega a Bolivia el 1º de noviembre de 1966, desde ese año hasta el 1971 sería el vicario cooperador de la ciudad de Oruro, para luego trasladarse a Santa Cruz de la Sierra donde cumpliría estas mismas funciones de servicio.

Sus primeros años en Oruro fueron “su luna de miel”, empezó una labor con mucho entusiasmo, aquel entonces era muy joven y rápidamente se ganó el cariño de la gente de esa zona del altiplano boliviano. Desde esas épocas ya mostraba su talento para el canto, su voz lo haría famoso interpretando canciones y alabanzas a Dios de su autoría.

En Oruro, atendió y cooperó por varios años en la zona del cementerio General, donde construyo un centro comunitario en el terreno de la ex morgue, que también se convirtió en hogar por varios años.

Sin embargo su misión en santa cruz era un cambio radical y un nuevo desafío para este joven servidor de Dios. Siempre quiso estar con los pobres, para lograr a ese cometido, llegó a vivir en una modesta y pequeña casa en el Barrio Santa Rosita, al mismo tiempo que trabajó como sacerdote-obrero en la fábrica de clavos y alambres Kery Nava. Esto lo apegó más a la gente pobre, y en 1975tuvo su primera experiencia carismática que le dio una nueva visión a su misión:

Empezó a trabajar a tiempo completo en la Parroquia San Martin de Porres, formando grupos de oraciones y dando seminario de la vida en el espíritu.

Su trabajo tesonero y su vocación lo llevan en 1978 a la ciudad de Llallagua (Centro minero Siglo XX- Catavi), zona minera del norte de Potosí. Allí se convierte en párroco de esa población.

Estos años fueron muy duros en su labor, la altura el frio extremo, además de la situación tensa en las minas y la política adoptada en Bolivia por el entonces presidente García Meza, hicieron que sus fuerzas no declinen para continuar predicando la palabra y formando grupos de oración.

Después de un tiempo nuevamente se traslada a Santa Cruz en el año 1981 para servir como vicario y Párroco durante 3 años predicó sin ningún tipo de cargo en la Parroquia San Martin donde hasta hoy continua con su labor que lo trajo a Bolivia.

Continuar trabajando en la Parroquia le trajo nuevos desafíos, pese a que tenía muchas invitaciones para predicar en el exterior, después de un tiempo ya no pudo combinar su tiempo entre el trabajo parroquial en Bolivia y sus misiones en el extranjero, es así que solicita dedicarse de lleno a la predicación en nuestra ciudad. Para ese entonces, ya había conformado el Ministerio de Música “Agua Viva”, que fue otra faceta de su ministerio. A esto llegaron grabaciones y servicios en los barrios, logrando así una labor muy ungida en servicio a toda la población.

El P. Lucas hoy cuenta con el reconocimiento social de miles de persona de todo nuestro país, especialmente los más desprotegidos, su labor misional es una de las más representativas de esta parte del mundo.

Al Padre Lucas la gente le reconoce bastante por sus misas, que son siempre muy bien animadas; los retiros que ha dado durante todos estos años han tenido un crecimiento en muchos grupos de oración. Pero donde más y mejores resultados tuvieron es con la música alegre y también renovada. Empezó con el grupo agua viva y posteriormente, apoyado por sus amigos músicos, se paseó por varios países de América latina y Estados Unidos.

Él ha producido muchas canciones y tiene un registro de 16 discos, muchos de los temas son recopilaciones y otros temas con arreglos muy especiales.

El Padre Lucas se siente muy feliz, el Papa Francisco en dos momentos le ha nombrado efusivamente, al padre Lucas. EL primer momento fue en la misa cuando cantaron su tema, Vive Jesús el Señor. Que también los jóvenes en México lo cantaron con mucha fuerza. Y el otro fue cuando el Papa Francisco le mencionó, que le gustaba ese canto que cantaba el Padre Lucas, un misionero Belga que está en Bolivia más de 40 años y dice; Que detalle Señor has tenido conmigo… Es así que El padre Lucas hoy es ovacionado por la gente y a apenas le ven le cantan, que él es un detalle bello en sus vidas.

El 20 de febrero de 2016 el P. Lucas Casaert celebró sus 50 años de sacerdocio. Cientos de feligreses y amigos se dieron cita a la Parroquia San Martin de Porres, en la Av. Roca y Coronado para unirse a este día de alegría en que su amigo, su confesor, su predicador, celebraba sus bodas de oro.

En la oportunidad también estuvo presente el representante de los obispos, P. Juan Crespo, Vicario General de la Arquidiócesis de Santa Cruz; también estuvo presente el superior provincial de los Oblatos de María inmaculada, P. Calixto Mamani Rivero; y por supuesto fue acompañado por sus hermanos sacerdotes oblatos.

La historia del Padre Lucas es tan sencilla pero muy profunda a la vez. Contó que Él llegó hace, ya casi 50 años, recién había sido ordenado, en 1966 vino como misionero a Bolivia. Estuvo como misionero en Oruro, Llallagua, y posteriormente se vino a Santa Cruz, donde sembró muchas amor y fe en medio de las comunidades de la parroquia.

Durante la celebración el Padre Lucas recordó algunos hitos muy particulares. La primera y tal vez la fundamental, decía fue su decisión de venir como misionero a Bolivia, a un país totalmente desconocido, donde se vivía una realidad totalmente diferente a Bélgica, su país natal. Aquí tuvo que aprender muchas cosas y se adaptó, se hizo un boliviano conociendo el altiplano y el oriente Boliviano.

Remarcó que como misionero vivió en medio de los mineros y campesinos en el norte de potosí, compartió con la gente una experiencia de fe y de mirado profunda a la realidad. Experimentó un sacerdocio de servicio. También, como él era un sacerdote del Concilio Vaticano II, vivió como sacerdote obrero, trabajó en una fábrica en Santa Cruz y experimentó la inserción en medio de la gente en un barrio popular, Santa Rosita. Ahí pasó tiempos bellos con la gente, cercano, silencioso y siempre llevando la palabra echa vida a la gente.

Con una voz entrecortada dijo. Que como sacerdote vivió en tiempos de búsqueda, tiempos de encontrar sentido a su ministerio y a su propia vida. Pero fue la misma gente que le ayudó, y lo encontró en la renovación carismática. Como dice, fue bautizado en el espíritu y desde ese momento pudo compartir su fe y vida e hizo que su ministerio se expanda y sea muy apreciado. En el movimiento carismático encontró el sentido al ministerio y al servicio. Se dejó llevar por la fuerza del espíritu santo para servir, predicar y enamorar a la gente con su canto. Llevar a la gente a Dios, y desde ese momento vivió muy feliz.

Aunque también en algunos momentos de su vida, ha tenido que enfrentar momentos muy particulares. Las luchas por vivir la fidelidad siempre fueron constantes; luchar con algunos demonios que lo asechaban, saberse cuestionado por las realidades terrenas. Ha tenido que enfrentarse a muchos frentes, inclusive algunos comentarios, malas interpretaciones. Ya con su mirada sonriente, dijo; pero Dios triunfó, la fuerza del espíritu lo mantuvo fiel hasta ahora. Tuvo caídas, pero también supo levantarse. Y aquí está aun sirviendo a la gente, sirviendo a quienes necesitan de vivir el amor de Dios.

En medio de aplausos y miradas consoladoras, el padre Lucas dio gracias todos sus amigos y amigas, aquellas personas que supieron ser sus amigas y compañeras. Terminó diciendo, les amo y aquí siempre estoy para servirles.

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